Carmelo Rodero, ahora propietario de Bodegas Rodero, comenzó cultivando las viñas pertenecientes a su familia durante unos años, mas tarde decidió desvincularse de ésta, y con 50 hectáreas de viñedo, comenzó vendiendo sus uvas a la mítica Bodega Vega Sicilia durante 14 años.

Recientemente visitó nuestro país al lado de su hija Beatriz, enóloga de la bodega. Sabor e arte tuvo oportunidad de conversar con ellos sobre la labor que realizan al frente de Bodegas Rodero.

CARMELO RODERO Y BEATRIz RODERO

“Somos gente con iniciativa, nos gusta innovar, porque queremos mejorar la calidad de nuestros vinos, por ejemplo tenemos un sistema de vinificación que es único en el mundo, que he diseñado y patentado y que consiste en vinificar por gravedad, en adaptar a la vinificación el oxígeno puntual, por ejemplo al hacer remontados sin aportar oxígeno porque los vinos se oxidan, ahí lo controlamos, lo mismo con el proceso de fermentación. Tenemos controladas las temperaturas, está todo informatizado. Todo esto ha costado mucho tiempo, trabajo y dinero; todos estos detalles son los que marcan la diferencia. También somos una bodega que arriesgamos a la hora de recolectar la uva, antes de cortarlas procuramos que estén en su máximo equilibrio para evitar que bajo ningún concepto después haya que equilibrar los vinos con productos ajenos a su proceso natural. Esto lo hacemos porque pensamos que toda persona que gasta dinero en una botella de vino tiene todo el derecho del mundo a disfrutarla. Esa es nuestra filosofía”.

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