Recientemente nos tocó participar en una sesión de coctelería con un whisky adecuado para este fin. Este nuevo integrante de la familia William Grant & Sons, se elabora a partir de la mezcla de tres lotes de single malts de la región de Speyside, en Escocia, seleccionados por su master blender Brian Kinsman. Por esta razón se considerada como un blend. Además le caracteriza que las barricas en donde es añejado por periodos de entre tres y seis meses, previamente han sido usadas en la producción de bourbon.
Este whisky, cuyo gracioso logo lo conforman tres pequeños monos encimados, encierra una enigmática historia. Para conocerla, debo explicar aunque sea de manera muy sencilla cómo se elabora un whisky.
El proceso
Para la elaboración del whisky es necesario maltear los granos que darán origen al fermentado que luego se convertirá en destilado. Esto, se hace con la finalidad de transformar los almidones en azúcares y que estos en la fermentación, se conviertan en alcohol por acción de las levaduras.
El malteado consiste en primero humedecer los granos, drenarlos, hacerlos germinar, airearlos y detener el proceso con la aplicación de calor para finalmente secarlos. Una vez que los granos se secan, se almacenan o se utilizan para la elaboración de bebidas.
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Aunque hoy en día se hace con la ayuda máquinas e incluso con algunas herramientas que facilitan la labor, antiguamente en Escocia se llevaba a cabo el proceso de malteado o turbado de forma manual. Imaginemos un espacio cerrado de 300 metros cuadrados donde la humedad y el calor son elevados y hay regadas en el suelo, toneladas y toneladas de grano convirtiéndose en malta. Ahí entran los Malt Men, quienes con palas voltean los granos para airearlos y prevenir que el proceso de germinado continúe.
En ese constante esfuerzo físico, algunos de esos hombres se lesionaban los hombros al estar paleando de manera tal, que se rompían los ligamentos y les quedaban los hombros caídos. A tal padecimiento se le denominó hombro de mono o monkey shoulder. Es por ello que los creadores de este whisky decidieron llamarle así, para rendir homenaje a todos aquellos que hicieron posible que hoy en día, esta agua de vida sea un producto tan apreciado.
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Ahora sí, sus aromas y sabores
Le caracterizan notas de manzana, plátano, piña, naranja, chabacano e incluso caramelo, café, vainilla y canela. En boca tiene un gusto cálido y algo picante que asemeja el jengibre.
Este whisky no es como otros: es un aguardiente que a pesar de provenir de una tradición y estilos muy peculiares, por su carácter frutal y ligeramente especiado, es ideal para coctelería. Esta nueva propuesta permite disfrutar de la complejidad de notas de un whisky de manera sutil cuando son combinadas con sodas, jugos, jarabes y bitters.
A nosotros nos gustó con hielo, ginger ale y una rodaja de naranja. Un trago fresco para cualquier ocasión. Solo recuerda la frase de Monkey Shoulder:
“Don’t be a drunken monkey. Please drink responsibly”
Para conocer más acerca de Monkey Shoulder así como algunos tragos que proponen, visita su página web: https://www.monkeyshoulder.com/ y también puedes seguir a Daniel Hernández (@fatmonkey666), Brand Ambassador de Monkey Shoulder en México.
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