Una de mis frutas favoritas sin lugar a dudas es el mamey. Su textura untuosa, su color rojo pardo vibrante o su aroma dulce y exótico han cautivado a más de uno de los amigos que vienen del extranjero.
Para mí, la forma preferida de comerlo es a cucharadas o bien, en un licuado con un poco de leche y un dash de extracto de vainilla. El flan de mamey es perfecto y ni hablar de un postre más elaborado como un mousse, sorbetes y helados, por ejemplo.
Esta fruta que es apreciada por muchos y que está en el mejor punto para ser consumida, llega a la nota de hoy y qué mejor hablar un poco de esta delicia que puede aprovechar tanto pulpa como semilla.
Crème Brûlée de mamey
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Tersa y deliciosa
El mamey pertenece a la familia de las sapotáceas y su origen es mesoamericano suele encontrarse de manera silvestre en todo el año en los estados de Veracruz, Tabasco y Chiapas. No obstante, se cultiva de marzo a julio para comercializarse. El estado de Yucatán se considera como el principal productor a nivel nacional, seguido por los estados de Guerrero, Quintana Roo, Chiapas, Michoacán y Tabasco.
Se compone por 75 % de agua y además contiene: grasa, proteína, fibra dietética, carotenos, calcio, sodio, riboflavina, niacina, manganeso, potasio, hierro, fósforo, vitaminas A, B6, C, E, y azúcares. Gracias a los carotenos (que también proporcionan el bello color a tezontle), funcionan como antioxidantes al igual que la vitamina C.
Es de amplio uso en la cocina tradicional en donde se aplica en tratamientos diversos como afecciones del cuero cabelludo, padecimientos del sistema digestivo, y malestares oculares. La semilla se usa como antiseborreico y para coadyuvar el dolor de cabeza, dolores musculares y reumáticos.
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Más que la fruta
Además la semilla, también llamada pixtle, suele aprovecharse de distintas maneras. Una de las preparaciones cotidianas más famosas (además de sus aplicaciones en la industria cosmética) es rallarlo y utilizarlo en agua fresca, pues desprende un sabor similar al de las almendras dulces.
En el estado de Puebla es hervida y ahumada para preparar enchiladas o pixtamales; en Chiapas, se prepara en bebidas como el taxcalate; en Tabasco en el atole agrio o el atole de fiesta de Guerrero. En el caso de Oaxaca, se añaden las semillas tostadas y molidas al tejate para obtener una bebida más espumosa.