En este Pueblo Mágico te aguardan un sin fin de actividades y gratas experiencias; así es que no lo pienses más y anímate a hacer ese viaje que tienes pendiente y siéntete tranquilo, pues se han implementado estrictos protocolos sanitarios para que durante tu estancia te sientas tranquilo y seguro sobre el cuidado de tu salud y la de los demás.

Se dice que “quien de amarillo se viste, en su belleza confía”, y la ciudad de Izamal en Yucatán, tiene en qué confiar, porque es bellísima y llena de historia. La magia inicia cuando llegas y te reciben una gama de amarillos y ocres en las fachadas de las ex-haciendas henequeneras y que hoy forman parte de todas las edificaciones de esta pequeña ciudad.

Otro motivo de asombro es el Convento Franciscano San Antonio de Padua, una majestuosa edificación construida en 1549, con 75 arcos, considerado el atrio cerrado más grande de América y el segundo en el mundo, después de la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Este convento, por cierto, recibió la visita del Papa Juan Pablo II, quien fue testigo de la arquitectura y diseño que lo transportó, como a nosotros, a la época del esplendor del oro verde, el henequén.

Izamal significa “rocío que desciende del cielo”, debido al maestro y sacerdote de los mayas llamado Itzamná o Zamná, este origen prehispánico no sólo se puede ver en el nombre sino también en sus zonas arqueológicas, las cuales son más antiguas que Uxmal y Chichén Itzá. En este asentamiento se puede visitar cinco estructuras:

  • Tu’Ul, que se cree que era la habitación de algún importante dignatario.
  • Itzamatul, templo dedicado a Zamná y su nombre significa «el que recibe o posee la gracia del cielo».
  • Habuk, plataforma limitada por cuatro edificaciones.
  • Ppap Hol Chak, basamento sobre el que se construyó el Convento San Antonio de Padua.

Pero la más sorprendente de todas es la pirámide Kinich Kakmó. La tercera más grande de México que regala a los visitantes una vista panorámica de la ciudad. Los mayas veneraban a través de ella al Dios Kinich, quien bajaba al mediodía cuando los rayos solares caen con plenitud para quemar y purificar los sacrificios y ofrendas.

Y si de gastronomía hablamos, una parada obligada es el restaurante Kinich, considerado uno de los mejores de México. Su cocina tradicional, además de ser sublime y buscar preservar los sabores y técnicas ancestrales, sigue una política de consumo de ingredientes locales que además de intensificar los sabores de la comida, impulsa la producción familiar en los solares e incentiva la economía del pueblo, por lo que al visitarlo estarán apoyando a toda la cadena de productores de la región.

Otra forma de apoyar las actividades tradicionales y tener además un lindo souvenir es la visita a los talleres de artesanías en las que se fabrican aretes, collares y pulseras de madera, rosarios hechos de coyol o hamacas tejidas con fibras de henequén y muchos más.

Izamal tiene muchas cosas que ofrecerte. Es el lugar perfecto para que emprendas una caminata y experimentes la mezcla de las culturas que envuelven a este pueblo mágico: el origen maya, el pasado colonial y tranquilidad del presente.

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