¿Te imaginas un mundo donde todos veamos por el otro? Un mundo sin discriminación, sin egoísmo y sin intolerancia. Sí, claro que suena imposible, pero en el mundo animal no lo es. Existe una comunidad donde la vida sabe, literalmente, a miel.
La utopía de la miel
Adivinaste, las abejas viven de una forma en donde la prioridad es la colmena. Para ellas no existe un “yo”, pues todo es para “nosotros”. Cada una de ellas trabaja, y cumple su función, para que todas tengan alimento, hogar, y una familia.
Pero por más maravilloso que suene, la verdad es que este utópico ejemplo es insostenible en la civilización humana. Y es que, dejando a un lado las cosas malas de la sociedad, la verdad es que priorizarse a uno mismo tampoco está mal.
Pero eso de imaginarnos como abejitas, poniendo todo de nuestra parte para el bien común, sí que es algo que vale la pena intentar. Sí, procurarnos a nosotros está bien, pero, si se puede, ¿por qué no también hacerlo por los demás?
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Miel de México
Piensa, por ejemplo, que México es uno de los principales países productores de miel, pero la mayoría de ella se exporta a otros países ¿por qué? Porque por alguna extraña razón los mexicanos no comemos miel. Sí, seguro que le pones a tus hot cakes, o a tu taza de té; pero mientras que en Alemania se consume más de kilo y medio de miel por persona al año, aquí comemos menos de 300 gramos.
Te preguntarás: ¿y eso qué tiene de malo? Pues que tu dieta no incluya más miel no es necesariamente malo, lo malo es cuando los exportadores le compran a los apicultores su miel a precios ridículamente bajos.
El otro problema es, que como la mayoría de la miel que se produce se envasa para su exportación, esta se adultera con agua, jarabe y azúcar para hacer que rinda más, que sepa toda igual y que no se cristalice -aunque la cristalización no tiene nada de malo-.
Por eso comprar la miel que venden en el súper tampoco es la solución. Recuerda que siempre debes preguntarte a quién puedes ayudar con tus acciones. Así como las abejas no hacen nada que no beneficie a su colmena, nosotros debemos hacer lo mismo en nuestra comunidad.
¿Entonces qué miel debes comprar?
La mejor opción es comprar directamente a los productores, es decir, a los apicultores. Si no conoces a ninguno hay muchas formas de encontrarlos. Pero si no sabes como buscarlos o si prefieres algo que te garantice que se trata de una miel de calidad, puedes acudir a pequeñas empresas locales como “A de Abeja”, donde se preocupan por todos y cada uno de los detalles.
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En “A de Abeja” no solo puedes encontrar miel de la mejor calidad, sino que tienen un catálogo de 18 mieles diferentes, donde cada una tiene su aroma y su sabor característico, dependiendo de las flores de las que se alimentan las abejas. Así puedes encontrar la miel de mezquite, producida en Coahuila por el apicultor Pedro Pablo Sifuentes, con un sabor suave y discreto que la vuelve ideal para endulzar aquellos platos o bebidas en las que no quieres que la miel se robe el protagonismo.
O la miel de aguacate -que no sabe a aguacate- producida por Chuy Gutiérrez en Michoacán, que contrario a la anterior, tiene un intenso sabor que marida de lujo con sabores fuertes como un helado de café o incluso un coctel de whisky.
Si te interesa descubrir la gran variedad de sabores de las mieles mexicanas, no dudes en contactarles a través de sus redes sociales o su página de internet. Recuerda que consumir local es ayudar a tu colmena.
Instagram: miel.adeabeja
Facebook: @miel.adeabeja
