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Saint James París: Un Castillo en el Corazón de la Ciudad

Alexis Beard
Alexis Beard
Alexis ha tenido la gran fortuna de viajar alrededor del mundo con su familia, lo cual la impulsó a escribir sobre sus experiencias. A través de los años ha recolectado historias y destinos, escribiendo y hablando sobre sus viajes en diversos medios. Cofundadora de Marcas de Lujo Asociadas, Alexis es una impulsora de la industria de lujo en México y hedonista profesional.

En París, cada rincón es una invitación a descubrir, a admirar. Nos perdemos entre los jardines de Luxemburgo, exploramos las galerías del Louvre, y nos dejamos seducir por los colores vibrantes de los mercados locales. París es mucho más que una postal, es una sensación que nos acompaña en cada paso, un romance constante entre el arte y la vida, entre lo cotidiano y lo extraordinario.

Cuando cruzamos las calles de París y nos acercamos al Saint James, la ciudad nos envuelve en su esencia inconfundible. Nos recibe un París lleno de historia, donde los edificios parecen susurrarnos relatos de épocas pasadas. El Hotel Saint James, con su imponente fachada y jardines privados, se alza como un refugio dentro de esta vibrante metrópoli. Vemos su estructura neoclásica y sentimos que estamos entrando en un mundo lleno de detalles cuidados y elegancia.

Al adentrarnos en el vestíbulo, el ritmo de la ciudad queda atrás. Nos encontramos con un espacio que respira calma y sofisticación. La luz que se filtra a través de los grandes ventanales nos acaricia, y cada elemento parece estar diseñado para que nos sintamos en un hogar lleno de historia. Caminamos por pasillos adornados con obras de arte, respirando un aire que mezcla lo clásico y lo contemporáneo, mientras el personal nos recibe con una sonrisa cálida que nos hace sentir parte de este lugar tan especial.

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Subimos a nuestras habitaciones y, al abrir las puertas, nos rodea una atmósfera única. El mobiliario de época se combina con detalles modernos, creando un espacio donde el confort se une con el diseño. A través de las ventanas, vemos París desplegarse ante nosotros. Las torres, los tejados de pizarra y las luces parpadeantes nos recuerdan la belleza inagotable de la ciudad, esa que inspira desde hace siglos a artistas y soñadores.

Nos aventuramos a explorar el jardín privado del Saint James, un oasis verde que nos sorprende en el corazón de París. Aquí, el tiempo parece detenerse. Nos sentamos en las terrazas, rodeados de naturaleza, y disfrutamos de la tranquilidad que solo se encuentra en lugares mágicos. Sentimos que en este pequeño paraíso escondido, París nos regala un respiro, una pausa para admirar todo lo que la ciudad tiene para ofrecer.

En su bello restaurante, la cocina francesa nos envuelve en cada bocado, con sabores que son tan clásicos como innovadores. Cada plato es una obra de arte, servida con la precisión y la delicadeza que caracterizan a los grandes chefs de la ciudad. Sentados en el salón principal, sentimos que nos sumergimos en un viaje sensorial, uno que rinde homenaje a la tradición culinaria francesa, pero que a la vez nos sorprende con su creatividad.

Cada detalle en este hotel nos conecta con una versión de París que nos invita a disfrutar, a relajarnos, a vivir la ciudad con calma. Sentimos que aquí, en este castillo escondido entre las avenidas de la capital francesa, encontramos una nueva manera de conocer París: íntima, elegante, y llena de historias que se entrelazan con la nuestra.

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