CHÈRE KARLA: Paseaba y gozaba el colorido de la vestimenta de las mujeres de Juchitán, Oax. Mi vista no se cansaba de admirar el encanto que las flores y los adornos y la filigrana que llevan en sus trajes, dignos de pasearse en cualquier capital del mundo de la moda, un banquete juchiteco.

El calor me hizo llegar a un bar –ya eran las dos de la tarde- así que yo estaba atrasado en sentarme y gozar alguna bebida que calmara mi sed y que me hiciera pensar en que las tragedias y los problemas nacionales o mundiales, tienen solución.

Y mi solución primitiva es comer, beber, fumar mi habano y charlar con una amiga, con un compañero, para así, juntos, componer los entuertos de este mundo tan descompuesto que padecemos.

Le hablé a Mijail, Zárate, que por estos rumbos oaxaqueños, promovía su mezcal Embajador.

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Llegó al lugar, los árboles y las flores y los helechos nos daban la frescura suficiente para empezar la tarde con un Añejo Gran Reserva, añejado siete años en barricas de roble francés, y cien por ciento orgánico –que, Karla, cuando lo desees, yo tengo dos botellas en mi poder, así que cuando tú me lo pidas, con gusto te obsequio una– Vale.

Brindamos con la primera copa por las mujeres de estas tierras, para que sigan así, haciendo honor a sus costumbres añejas, la segunda copa fue para saludar a Juárez, a Vasconcelos.

Karla, te aclaro que yo temprano, había llamado al chef del lugar y le dije que nos preparara platillos del recetario de mi amiga Amira Musálem, y antes de la tercera copa, a nuestra mesa llegaron estas delicias: Camarón de Cantina: (camarones, jitomates, cebolla, chiles serranos, limones, sal, chicharrones) y en un plato de barro lucían unas “gueta suquii”: tortillas de horno tostadas, y para colmar el apetito un “Benda ca dxita laadi”: Pescado baldado: (robalos o lisas, huevos y harina) acompañado con unos frijoles refritos y una ensalada de lechuga.

El café de olla fue la culminación de este banquete juchiteco.

Y yo, claro, encendí mi habano y sus volutas se elevaban y se perdían entre las ramas de los árboles.

No está de más decir que Juchitán de Zaragoza, está ubicada en el Istmo de Tehuantepec (zona zapoteca)  Y, Karla, me encanta este lugar porque las mujeres tienen el poder y la autoridad y el mando y portan con garbo la enagua de enredo y el huipil.

Eso vale, dado que a mi me gusta que las mujeres me manden. Bueno, aclaro que esa es la fama que se le atribuye a esta zona. En realidad, aquí,  hombres y mujeres se reparten todas las tareas y lo hacen de común acuerdo.

Ah, los adornos de la mujer son impactantes: aretes, arracadas, lazos, collares, pulseras y todo elaborado finamente con el oro, metal que las hace brillar más todavía. Así, que si alguna lectora nuestra no conoce todavía esta región, le digo que en sus próximas vacaciones escoja este sitio.

Le va a encantar, le va a gustar. Su gente es amable, la naturaleza ha dejado una herencia sublime, sol, aire limpio, flora. Vaya. Vale la pena.

Va a encantar, le va a gustar. Su gente es amable, la naturaleza ha dejado una herencia sublime, sol, aire limpio, flora. Vaya. Vale la pena.

Ciao, Karla

Carlos Bracho

Catando El Brandy, Bebida De Amantes

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