Por Sigma Bonilla
Beto del Toro, ganador de la segunda edición del Torres Brandes Zero Challenge, es un ejemplo de cómo la pasión, la creatividad y el compromiso con el medio ambiente pueden transformar una idea en un proyecto exitoso. Originario de Guadalajara y criado en León, Guanajuato, Beto ha logrado romper barreras en la industria de la hospitalidad con su bar Rufina, un espacio que combina la coctelería de alta calidad con sustentabilidad. En esta entrevista, Beto nos comparte su historia, su filosofía y cómo ha logrado fusionar la excelencia en la coctelería con prácticas sustentables que marcan la diferencia, incluyendo su innovador proyecto Taller Zero.
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Una infancia conectada a la tierra
La historia de Beto del Toro comienza en Guadalajara, pero fue en León, Guanajuato, donde echó raíces. Creció en un entorno privilegiado: un fraccionamiento rodeado de naturaleza, donde los árboles, los animales y los bichos eran sus compañeros de juego. Su padre, ingeniero agrónomo, y su madre, amante de las plantas, le inculcaron desde pequeño un profundo respeto por todos los seres vivos. «No hay que matar nada que no se tenga que matar», recuerda Beto, citando una lección que aprendió en el rancho donde se produce el mezcal que hoy ofrece en su bar. Esa conexión con la tierra y esa sensibilidad hacia el medio ambiente fueron la semilla que, años después, florecería en Rufina.



De la mercadotecnia a la mixología
Aunque su corazón siempre latió al ritmo de la naturaleza, Beto decidió estudiar mercadotecnia en la Universidad Iberoamericana. Esta formación le dio las herramientas para plasmar ideas y comunicarlas de manera efectiva, pero su verdadera pasión estaba en otro lugar: en el mundo de los bares y restaurantes. «Siempre me gustó recibir a la gente, hacerla sentir bien», confiesa. Para Beto, un bar no es solo un lugar para tomar una copa; es un espacio donde las personas se restauran, donde dejan atrás sus preocupaciones y se conectan con los demás. Esa filosofía se convirtió en el alma de Rufina.



Rufina: Un bar que redefine la experiencia gastronómica
Rufina no es un bar cualquiera. Desde su apertura, Beto y su equipo se propusieron crear un espacio que fuera más allá de lo convencional. «Queríamos que diferentes clases sociales, ideologías y tipos de personas convergieran en la barra», explica. Pero Rufina, ubicada en la Zona Centro de León, Guanajuato no solo destaca por su ambiente inclusivo; también es un ejemplo de cómo la sustentabilidad puede integrarse en la industria de la gastronomía y la coctelería. Paneles solares, recolección de agua pluvial, huertos urbanos y un sistema de reciclaje innovador son solo algunas de las prácticas que han implementado. Incluso han encontrado una manera creativa de reutilizar las botellas de vidrio, transformándolas en cristalería y otros productos. «No se trata solo de ser verdes; se trata de ser inteligentes», dice Beto. Cada iniciativa sustentable en Rufina está diseñada para ser rentable y replicable, demostrando que el cuidado del planeta y el éxito empresarial pueden ir de la mano.


Para Beto, la coctelería es una forma de arte efímero. «Creamos algo que se ve, se saborea y luego desaparece», dice. Pero más allá de lo efímero, cada cóctel en Rufina tiene un propósito: contar una historia, generar una emoción, invitar a la reflexión. Los menús están diseñados con temáticas que celebran la cultura mexicana, como un homenaje a las madres con cocteles como «La Bendición» y «La Chancla». Beto también destaca la importancia de la colaboración en su proceso creativo. «Las mejores ideas vienen de lugares inesperados», afirma. En Rufina, todos tienen voz, desde el bartender hasta el personal de limpieza. Esa diversidad de perspectivas es lo que hace que cada creación sea única y auténtica.


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Taller Zero: Innovación y sustentabilidad en acción
Uno de los proyectos más ambiciosos de Beto del Toro es Taller Zero, una iniciativa que busca llevar la sustentabilidad al siguiente nivel. Este proyecto, que le valió el primer lugar en el Torres Brandes Hero Challenge 2024, se enfoca en reducir al máximo los residuos generados en la operación de Rufina. «Taller Zero nació de la pregunta: ¿Qué podemos hacer con todo lo que sobra?», explica Beto. Desde cáscaras de frutas hasta botellas de vidrio, cada residuo es visto como una oportunidad para crear algo nuevo. Por ejemplo, han desarrollado un sistema para transformar las botellas de vidrio en cristalería y otros productos, reduciendo así su dependencia de materiales nuevos y disminuyendo su huella ambiental.



Además, Taller Zero incluye prácticas como el compostaje de residuos orgánicos, la reutilización de agua pluvial y la implementación de un menú circular, donde los ingredientes se aprovechan al máximo. «No solo estamos reduciendo costos; estamos creando un modelo que otros pueden seguir», dice Beto con orgullo. Este proyecto no solo ha posicionado a Rufina como un referente en la industria, sino que también ha inspirado a otros establecimientos a adoptar prácticas más sostenibles.
Además en Rufina, la sustentabilidad no es un accesorio; es un ingrediente esencial. Beto y su equipo han desarrollado prácticas innovadoras para reducir el impacto ambiental de su operación. Por ejemplo, han creado un menú vegetariano que reduce la huella de carbono asociada con la ganadería. Además, han encontrado maneras creativas de utilizar los desperdicios de frutas y vegetales en la coctelería, convirtiendo lo que antes era basura en ingredientes valiosos. «Cada vez que exprimimos una naranja, nos preguntamos qué más podemos hacer con los residuos», explica Beto. Este enfoque no solo es bueno para el planeta, sino que también ha permitido a Rufina reducir costos y ofrecer precios más accesibles a sus clientes.
Un legado que perdura
La historia de Beto del Toro y Rufina es un recordatorio de que la gastronomía y la coctelería pueden ser fuerzas poderosas para el cambio. En un mundo donde la industria de alimentos y bebidas genera toneladas de residuos y consume recursos a un ritmo insostenible, Rufina demuestra que hay otra manera de hacer las cosas. «Revisa tu bote de basura», sugiere Beto. «Ahí está la respuesta a lo que puedes hacer por el planeta». Su mensaje es claro: la sustentabilidad no es una moda, sino una responsabilidad. Y cada uno de nosotros, desde nuestras trincheras, podemos contribuir a construir un futuro más verde y más justo.
Beto del Toro y Rufina son un faro de esperanza en un mundo que necesita desesperadamente soluciones innovadoras y sostenibles. Su historia nos inspira a repensar nuestras acciones, a cuestionar nuestras prácticas y a buscar maneras de hacer las cosas mejor. Porque, al final, no se trata solo de crear experiencias memorables; se trata de dejar un legado que perdure, no en botellas vacías, sino en un planeta vivo. En Rufina, cada trago es una celebración de la vida, la creatividad y el compromiso con el futuro. Y eso, sin duda, es algo que vale la pena brindar.
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Qué interesante y necesario. Me entusiasma mucho como una persona que cada día intenta reducir su consumo de materiales perjudiciales para el medio ambiente o en la industria animal, que personas y empresas como Beto del Toro y Rufina estén generando este impacto desde su profesión. No hay excusa para no investigar más acerca de cómo cuidar nuestro planeta.