Uno de mis lugares favoritos para consentirme está en las orillas de Troncones, un paraíso de playas inexploradas y hermosas, donde las arenas vírgenes son un santuario sensorial para admirar a las tortugas, ver volar a los pelícanos, y disfrutar del silencio que se vive en Lo Sereno.
Ubicado en el medio de dos paraísos, Acapulco e Ixtapa Zihuatanejo, este hotel se siente como una extensión de mi propio hogar, donde el cariño se respira en cada una de sus diez exclusivas habitaciones. Mi amigo Rafael Sainz descubrió este edén y decidió compartirlo con los viajeros sedientos de experiencias, como su gastronomía.
El maravilloso espectáculo de las olas brillando bajo el sol, es el ingrediente secreto que sazona las creaciones de la cocina del hotel. Su comida mexicana gourmet se prepara con ingredientes frescos locales, que se compran diariamente. En el restaurante de Lo Sereno se saborea la frescura de la vida con el enfoque sensual y sofisticado de la elegancia, como en su menú original y delicioso en el que no pueden faltar las famosas tiritas de pescado, y en estas fechas, los tradicionales tamales nejos, típicos del estado.
Hay tamales tan variados como tantas regiones hay en el país, como los famosos de mole oaxaqueños envueltos en hoja de plátano, y los clásicos de hoja de maíz rellenos de salsa verde, pero en esta parte de la costa se preparan los nejos, tamales que no están rellenos, sino que suelen servirse como un sustituto de la tortilla. Su particularidad está en que se preparan con ceniza disuelta en el agua donde se cuece el maíz para la masa, y sirven para acompañar el mole o simplemente con salsa, preparada en el molcajete por la cocinera.
Los tamales son una de las formas de saborear nuestra historia, un verdadero platillo que enamora por igual a personas de todas las edades y clases. Además de ser grandes representantes de la gastronomía mexicana son fáciles de preparar, versátiles y sabrosos.
Al igual que en la hotelería, los tamales han ido evolucionando hasta convertirse en un verdadero placer gourmet, así entonces al tamal de frijol negro se le agregó mejillón, tomates asados, chipotle y longaniza, un contraste de sabores que cabe dentro de una hoja de maíz.
Rafael es un excelente anfitrión y nos consiente con lo mejor de su servicio, así que mientras los cócteles y bebidas se toman en el lounge, lejos del comedor, en un espacio donde las parejas pueden realmente relajarse y disfrutar de una escapada íntima, la celebración por el día de los enamorados se convierte en verdaderas cenas gourmets en la playa, rodeados de la luz de las estrellas y de románticas velas.
En el viaje hacia esta playa de arenas suaves y altas olas, donde el clima cálido y el viento fresco son un imán para los momentos agradables de la vida, este exclusivo hotel miembro de Design Hotels, es representante de las tradiciones del estado, que transforma para brindar experiencias de viajes memorables.
Su atractivo paisaje es la inspiración para las delicias de su restaurante, donde tan fresco como el mar son sus creaciones, que cautivan con sus aromas, ricos sabores y frescos ingredientes, siempre con vistas maravillosas al azul infinito. La música de las olas invadiendo todos los rincones, es como la batuta que dirige la creación de placeres en Lo Sereno. Ya sea que se disfrute de una copa de vino junto a la piscina y bajo las estrellas, sorber una nieve de coco mientras se admiran las puestas del sol, o recordar buenos momentos al disfrutar un tamal de dulce relleno de pasas, frutas, elote o piloncillo.
Troncones es una de esos lugares para detenerse, perderse y reencontrarse con nuestra esencia, a través de su encanto salvaje y natural, pero especialmente con sus sabores, momentos que se comparten y que nos unen con las alegrías de la vida.
Fotografías de El Blog de Deby Beard
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