A lo largo de su existencia, el ser humano ha hecho uso del fuego para mantenerse seguro, este elemento le funcionó además para establecerse como civilización y crecer como sociedad; fue así como nuestros antepasados crearon los primeros hornos a base de arcilla, cavando hoyos a nivel del suelo, a los que posteriormente añadirían trozos de madera para ser quemados hasta convertirlos en brasas, colocando los alimentos cubiertos con hojas al calor para cubrirlos con arcilla, pasando un buen tiempo de cocción.
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Al pasar los años, data que los primeros hornos se crearon en Babilonia y tal práctica la heredaron los antiguos egipcios, la estructura era de adobe en forma acampanada con un hoyo por encima, donde añadían la combustión para el fuego, en las paredes colocaban la masa para elaborar pan aprovechando el calor de en medio.
Es bien sabido que el calor de hogar es diferente, y el dicho de “huele a leña de otro fogón” hace referencia a que, en cada casa, se ingeniaba en producir el calor hogareño y por ende la creación de familias, ya que los fogones y hornos se colocaban por en medio de la casa, generando el mayor calor para cada rincón y donde se conglomerarían los miembros de las familias.
La Fornacalia
Los viejos pobladores de Grecia fueron quienes dieron un mejor avance al horno, creando una campana de adobe con una abertura por el frente para añadir la leña; para el Imperio Romano fue la mejor herencia de la cultura griega, ya que fueron ellos quienes construían los mejores hornos, por medio de su imperio lograron influir en muchas partes de Europa y Medio Oriente, expertos en la técnica del diseño de arcos y construcción.
Para honrar a la diosa Fornax, diosa del hogar y de los “fornos” (hornos en italiano), hacían celebraciones cada año, ofreciendo el trigo y la cebada de las primeras cosechas para tostarlos en el horno, para que el pan siempre estuviera en casa por el resto del año, representando bienestar y tranquilidad para la familia.
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Según el mito, Numa Pompilio, segundo rey de Roma (716 a.C – 674 a.C) fue quien impuso la importancia del horneado del pan, instituyendo 15 días de celebración.
Su adaptación
Para los artesanos alfareros el desarrollo de hornos fue punto clave para su evolución, ya que ellos fueron quienes implementaron el uso de las piezas de herrería para lograr estructuras más firmes, así mismo, introdujeron el uso de parrillas metálicas para el deslizamiento y aprovechamiento del espacio en el interior.
Para la era moderna, los hornos que conocemos surgieron gracias a la Revolución Industrial, el desarrollo hacia las máquinas hizo que los hornos tomarán nueva cara y forma, inspirados mucho en los hornos de la fundición para la herrería. Por mucho tiempo, en los establecimientos donde se horneaban panes, usaban hornos de leña, con la misma idea de cúpula que se usaba desde hace tiempo.
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Con la introducción del gas por inducción y la electricidad posteriormente, entre el siglo XVIII y XIX, es donde se reflejó el mayor progreso para este equipo de cocina, herramienta vital para muchos en aquella época e incluso para nuestros días.
El uso de gas por inducción en los equipos de horneado permitió que la combustión fuera menos contaminante, aplicándolo paulatinamente en la industria de panes y pastelerías, pasando también por los hogares para las familias. Desde entonces tuvo un gran éxito, ya que la calidad del aire era más puro por la ausencia de la leña, las cocciones más rápidas y mantener el calor generado era la idea principal.
En la modernidad, las estufas con horno fueron posibles, aplicando los dos equipos en uno, ambos alimentados por gas para su combustión, permitiendo aplicar varios métodos en un mismo equipo, además que la reducción de espacios era más notoria.
Los hornos modernos
Para finales del siglo pasado, y al acelerado paso tecnológico, se crearon varias opciones para reducir el espacio en la cocina, con la idea de que un solo equipo nos solucionara y redujera distintas técnicas culinarias. Fue así como nació el horno de microondas; después de algunos intentos fallidos, notaron que la radiación magnética es viable para lograr cocciones en reducido tiempo.
Sin embargo, con el paso de los años, la gente se dió cuenta que no fue la mejor solución y no todos los alimentos o preparaciones estaban listas para someterse a radiación, deshidratando el producto y disminuyendo sus propiedades organolépticas.
El uso del calor por medio de la electricidad ha tomado mucha importancia, ya que la reducción en costos es notable, así como la distribución del calor mismo es más uniforme; actualmente, muchos establecimientos optan por esta tecnología, ya que en resumidas palabras, es un sistema computarizado que permite guardar el calor y humedad necesario para cada elaboración. Algunas de estas avanzadas tecnologías permiten guardar la información de cada receta por medio de un dispositivo USB, para así facilitar su producción.
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Ahora, en los hogares se acostumbra la instalación de hornos por inducción de electricidad, logrando un calor homogéneo por todo el espacio del horno. En estos, la pérdida de calor es casi nula, logrando cocciones bien logradas y con un dorado muy llamativo. Además, la limpieza del mismo es más sencilla.
La aplicación de paneles solares para la absorción de energía es el siguiente paso para estos equipos, fundamentales para muchos cocineros, adaptando energías renovables para la combustión, haciendo que esta herramienta esencial en la cocina siempre esté a la vanguardia.