Sin lugares lujosos o comida complicada, sólo una canasta de madera, sándwiches, frutas, golosinas, alguna bebida refrescante y el inconfundible mantel a cuadros que da sustento a la escena. Hoy hablaremos del picnic, seis letras, una acción y un sin fin de horas con nuestros seres queridos, haciendo sinergia con la naturaleza.

De la cacería al parque

Para hablar de su origen hay que remontarnos a dos momentos, ya que tanto el nombre que conocemos, como la actividad, tienen una historia separada. El nombre proviene de un vocablo francés del siglo XVII, que era usado para describir a los gourmands y su peculiar costumbre de llevar su propio vino a las reuniones. Dicha palabra es pique-nique que se puede traducir en pique, picotear y nique, pequeñez.

James Jacques-Joseph Tissot – Holiday/El picnic

Mientras que el hecho de juntarse a comer al aire libre, viene de tiempos inmemoriales, desde que el humano cazaba para sobrevivir y se juntaba con otros alrededor del fuego. Pero dejar tan burdo inicio no es divertido, Virgilio nos cuenta de banquetes al aire libre en las Bucólicas, mientras que en la Edad Media, los nobles acostumbraban realizar cacerías que terminaban en banquetes donde comían lo capturado.

Así es como llegamos a los siglos XVIII y XIX, donde el realizar comidas en parques y jardines tomaría gran importancia tanto en Francia, como en Inglaterra, donde en 1748 Philip Stanhope, Conde de Chesterfield, menciona en una carta el término picnic. Estos eventos sociales marcaron tanto la sociedad que pintores impresionistas como Manet y Monet, los usaron como inspiración.

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Vladimir Sergeyevich Pervuninsky – Picnic en el lago
Todo un ritual

Tras la Revolución Francesa, la población usaba los parques reales de todo el país para organizar estas reuniones. Llegando a ser tan complejas que la sola planeación podía tomar días, mientras que la preparación de alimentos y bebidas se podría haber comparado con los banquetes monárquicos. 

Por otro lado, en Inglaterra, las mujeres londinenses se organizaron para formar la “Sociedad picnic”, en ella, sus miembros exhibían sus mejores platillos y las habilidades en la cocina eran el centro de atención.

Edouard Manet – Desayuno campestre sobre la hierba

Con el paso del tiempo y la popularización del concepto, las preparaciones y los utensilios se simplificaron, dando como resultado al picnic como lo conocemos, un pretexto para tomar un refrigerio en el parque, con los seres que más nos importan.

Pronto volveremos a salir, desplegar los manteles y sacar todos los alimentos que podamos cargar para disfrutar del pasto y la sombra de un árbol. Mientras eso sucede, la sala o la azotea son lugares ideales para improvisar un picnic y disfrutar de los placeres de la vida.

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