Chère Karla:

Pasan los días y la congoja crece. El virus que no cesa de atacar y de sembrar temores y sobresaltos. Por eso, para no dejarse amilanar, hay que tener ánimo, que no nos venza la desesperanza. No. Que viva la vida. Que viva la salud. Que viva la Madre Natura. Que viva la comida. Que viva y que siga produciendo los milagros a los que nos ha acostumbrado desde hace ya muchos ayeres. ¡Que vivan los sartenes y las ollas y los tenedores!

Sí, miren, el estar en casa, al estar allí, cuidándonos, esa circunstancia me ha metido más y más en todos los reductos de nuestra cocina. Sí, es de notar lo que produce este encierro: Chère Karla, yo he descubierto algunas cucharas de madera que tenía olvidadas. Vi, además, en un rincón, dos pequeños sartenes de peltre y una tetera también de peltre, que, claro, los he vuelto a usar. Son muy útiles. Y su color azul nos hace ver la vida de ese color. Digo esto porque ahora casi no hay cocina que se precie que no tenga sartenes especiales a los que no se les pega nada, pues el teflón los cubre contra todo riesgo. Y por allá, en otro rincón de la alacena, permanecían ocultos dos cuchillos de buen tamaño, con mango de madera. Los volví a afilar y qué maravilla, con ellos los cortes finos de una cebolla no tienen comparación.

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Y, además, aprovechando la cuarentena, y para darnos más ánimos, mi esposa y yo, nos pusimos a limpiar el trastero. Al hacer esto fue cuando descubrimos los utensilios nombrados. Ah, Karla, también estaban durmiendo el sueño de los justos –muy escondiditas- unas tazas de té con sus platillos, y quiero decirte que eran japoneses, de una porcelana muy fina, comprados, quizá, en alguno de los viajes por el mundo. Entonces con la tetera de peltre y estas tazas nos preparamos un té de hojas de frutas naturales y le pusimos una cucharadita de miel pura, y como afuera –estamos en un bosque– la tormenta arreciaba, nos sentamos a contemplar la explosión de la naturaleza, y saboreando nuestro té. 

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Así que, lectoras amigas, lectores todos, les recomiendo hacer esas tareas ocupacionales: limpiar la alacena, limpiar donde ustedes guardan los trastes, y verán que pueden también encontrarse con gratas sorpresas. Es una manera de entretenerse y pasar, de la mejor forma, este tiempo horrible. 

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Cuando llegó la hora de tomar los sagrados alimentos. A la mesa lucía todo esto: Consomé con Jerez: Puede prepararlo con cubitos, agua, Jerez. Ensalada de jitomate con camarones: jitomates, camarones, alcaparras, lechuga escarola, mayonesa, perejil, huevos duros, pepinos. Ternera con queso: rebanadas de ternera, mantequilla, sal, pimienta, salvia, queso Chihuahua. 

Y de bebida puede hacerse agua de limón, o de jamaica, de mango. Y de postre, dentro de los cientos de grandes platillos que existen en el mundo, podemos escoger algo sencillo y sabroso como Manzana al horno: manzanas, azúcar, canela, mantequilla, cerezas en almíbar. 

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Y al final, ¿por qué no? Un café espresso. Y si pueden, si está en sus planes, va una copa de coñac para hacer el bautizo ideal de este rito.

Pero lo importante de todo este teatro, es cuidarse, cuidar a la familia. Si nosotros en casa nos cuidamos, cuidaremos, por lo tanto, a otras familias.

¡Todos a cuidarnos!

Carlos Bracho

Julio 2020

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