Hace 70 años, cuando la familia Domecq arribó a nuestro país, trajo consigo vasijas de cuatro metros de altura desde La Mancha, España. Ocho de ellas se encontraban como parte del museo de la Bodega en Valle de Guadalupe.
El winemaker, Alberto Verdeja, rescató estas vasijas y retomó una antigua técnica para elaborar vino, primero en tres vasijas, y así descubrió nuevas formas de maceración y oxigenación que aportan al nuevos matices.
Utilizando las uvas de las viñas más longevas de la Bodega, Alberto ha seguido once pasos exactamente para lograr la maduración del líquido y un resultado sorprendente. El llenado de las vasijas es de manera manual y gracias al peso de las mismas uvas, se logra una fermentación natural, hasta convertirlo en este vino único en su especie.
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Para Vasija, la separación de la uva y el raspón forman parte del ritual deseado, el punto posterior inmediato es trasladar el mosto a las tinajas de barro cocido, donde tendrá una lenta fermentación. La maceración prefermentativa se da a la par de la multiplicación de la levaduras nativas, avanzando lentamente en la reducción de azucares y haciéndose remontajes a la usanza antigua. La microxigenación natural que se da por la porosidad del barro aporta beneficios para la fijación de los componentes clave que darán longevidad al producto final. Al terminar la fermentación, se lleva el vino a barricas de roble francés, donde reposará hasta el momento justo para embotellarse.
De este arduo trabajo, solo existen 900 botellas numeradas, mismas que se encontrarán únicamente a la venta en Bodegas Domecq en el Valle de Guadalupe, además se podrán encontrar exclusivamente en algunos restaurantes en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara.
Vasija captura la fuerza del espíritu, la determinación y las cualidades únicas de un vino creado a partir del balance perfecto entre factores como el uso de las técnicas ancestrales de producción y su elaboración tradicional con las manos y el corazón.
Vasija Cabernet Sauvignon ha tenido una adaptación perfecta, los días cálidos ayudan a alcanzar el punto de madurez adecuado y cada sorbo nos sumerge más y más en la magia de su elaboración.
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