Desde hace más de 8 siglos se ha elaborado vino para consumo personal, y fueron los países europeos de Francia, España e Italia, los que más han colaborado con su desarrollo y hoy hablaremos de las tendencias en los vinos este 2019.
Esto hace de estos países, los más comunes entre los consumidores de vino, las regiones como Rioja, Ribera del Duero, Bordeaux, Borgoña, Piamonte o la Toscana son internacionalmente reconocidas por sus vinos de calidad y tradición.
Actualmente, hay un furor por el consumo del vino y por dejar atrás a los vinos tradicionales para darle oportunidades a las regiones menos conocidas, pero no por ello, de menor calidad.
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Los consumidores actuales buscan nuevas experiencias basadas en dos campos principales:
Por una parte, nuevas regiones y nuevos países, esto no significa que literalmente sean regiones que están apareciendo en el mapa vitivinícola, muchas de estas regiones tienen la misma edad de las más reconocidas, solo que no tenían un interés comercial de desarrollo internacional.
Por el otro lado, los consumidores actuales buscan vinos mucho más fáciles de entender, donde la complejidad no sea tan notoria y que ofrezcan un total respeto por la uva.
La oferta de vinos de otras regiones y denominaciones de origen secundarias están teniendo cada vez más demanda:
Rias Baixas y sus vinos de blancos de gran acidez y frescura, al igual que los Vinhos Verdes de Portugal o los grandes vinos blancos del Valle de Loire.
Estados Unidos, también tiene nuevas propuestas, como los Pinot Noir de Oregon y Washington, en México, Chihuahua es una región que hay que tener en la mira, Argentina ha impulsado sus regiones del norte como Salta y sus vinos de uva Torrontes.
En tintos hay también grandes oportunidades:
España con los vinos de uva Bobal de la región de Utiel-Requena, Valdeorras, Ribeiro y Ribera Sacra con los Mencía, Portugal con regiones como Dao o Alentejo, Croacia y Alemania también cuentan con propuestas sumamente interesantes.
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Por otro lado, la tendencia en el tipo de vinos es clara
Los productores han modificado sus tradiciones y formatos de elaborar vinos y apostado por una modernidad que se basa por un lado en la forma de tratar a la viña y aplicar sistemas orgánicos y hasta biodinámicos, en los que el respeto al suelo es primordial, y aunque esta técnica no garantiza la calidad final del vino, es un aspecto cada vez más buscado por los amantes del vino.
Por otro lado, está la tendencia de elaborar vinos finos y elegantes, pero omitiendo o reprimiendo los aportes de la madera.
La barrica sigue siendo necesaria para la crianza de vinos de alta gama, pero a diferencia del tipo de crianza del pasado, en donde, a la madera se le permitía una interacción libre con el vino, aportando notas de cacao, vainilla, coco, especias, etc., y que muchas veces terminaban dominando a la esencia de la uva, actualmente, se pretende seguir utilizando la madera como sistema de crianza, pero evitando que esta, sea intrusiva en el producto final, que debe reflejar en todas sus características, la esencia de la materia prima: La uva.
Esto se logra, utilizando barricas de segundo o tercer uso, maderas que ya no aportan nada al vino, pero si le dan vida y finura.
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Raul Vega
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