Una de las combinaciones que ha sido infalible desde hace muchos siglos, es la del queso y el vino. Por ello, Delicias Terrenales presentó una cata maridaje de quesos y vinos que se tornó en una reunión llena de exquisitos aromas, ricos sabes y lo más importante, aprendizaje entre amigos. Lee Salas, experto en el tema, voló desde Nueva York para que conociéramos ocho quesos maridados con los vinos elegidos por la sommelier Areli Curiel. ¡El resultado fue espectacular!

Inicié con un queso italiano suave, ligero y cremoso: quadrello di bufala. Elaborado con leche de búfalo, éste resaltó sus cualidades al ser acompañado por el vino Tocornal de la bodega Cono Sur, un chardonnay fresco y fácil de tomar.

“Entre más graso es el queso, más ácido debe de ser el vino para cortar la grasa”, menciona Lee. Y con esta afirmación me ofrece un cheddar blanco de leche cruda elaborado en la ciudad de Nueva York. ¡Todo un descubrimiento! La textura era más firme que el primero, y el sabor más potente; el maridaje fue el espumoso Undurraga Brut, que resultó ser un maridaje de contraste. Seguí con el tercer queso, recordando que Lee y Areli habían dicho que la cata era de menor a mayor intensidad en sabores y aromas; así, disfruté el parmeggiano reggano de leche de vaca rosa con tres años de añejamiento, que además es descremado. En boca, se siente seco por la humedad que ha perdido con los años, sin embargo las notas lácticas y ácidas están muy presentes. El vino fue nuevamente Undurraga, pero en esta ocasión se equilibraron muy bien los dos elementos.

“Al año, los quesos de vaca pierden la lactosa”, comenta Salas mientras pruebo el cuatro queso, un stracchino di capra. La peculiaridad es que es de leche de cabra cruda y corteza lavada. La cremosidad, el sabor (inclinado hacia un queso fuerte) y el aroma que desprendía, enamoraba a cualquiera. En cuanto al vino, se volvió a sugerir Undurraga, el cual destacó aún más la
untuosidad.

Web 4Después de cuatro quesos era momento de limpiar el paladar, y para ello no hay nada mejor que el pan o el chocolate. Continúe con la experiencia y la única variante era la corteza de pimentón. La base estaba hecha de leche de cabra, el queso era madurado y es originario de Celaya. ¡Un gran queso! Sin embargo, el vino tinto fue una sorpresa… ¿quieres saber más? Descúbrelo en: Delicias terrenales, entre queso y vino (parte 2).

 

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