Por Víctor Sánchez
A veces hedonismo, a veces un simple gusto. Todos merecemos un momento de placer y una de las maneras de obtenerlo es a través del gusto, ¿acaso existe una mejor manera para dejarse llevar que cediendo ante los antojos del paladar? En esta ocasión te daremos algunos consejos para amplificar tus percepciones con dos ingredientes, los postres y los vinos.
Para esta rápida guía comenzaremos cuestionando, y es que se nos ha dicho que para acompañar un postre siempre se debe recurrir a un vino dulce; si bien esta afirmación puede no ser una mentira, es posible que no sea la única verdad, pues lograr un buen maridaje depende de unos cuantos factores que abordaremos con diversos casos.
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La dulzura y la acidez juegan un papel importante para la experiencia, como una regla básica se buscará su equilibrio. Si el postre es muy dulce, el vino que se elija deberá tener una acidez más alta para contrarrestar el dulzor, un caso perfecto para probar un vino blanco joven y fresco. En el supuesto de que nuestro postre presente notas más ácidas, sería recomendable contrastarlo a través de un vino de tintes afrutados.
Tomemos en cuenta que un punto importante es conocer el tipo de postre que serviremos. Podemos partir de un sabor bastante familiar, el chocolate amargo en un postre como un macarrón, para lo cual te recomendamos maridarlo con un tinto de notas de frutas negras. Esta combinación funcionará para sabores similares pues se trata de un maridaje por complementación que destaca por su riqueza aromática.
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En el caso de que nuestro postre sea de una línea de sabor más afrutada, los vinos rosados y blancos son los indicados para maridar. En ejemplos básicos podemos comentarte que una tarta de queso y frutos rojos va de maravilla con un vino rosado, y que una tarta de crema y frutos tropicales irá a la perfección con una etiqueta de vino blanco con notas dulces.
Como último punto debemos tomar en cuenta el porcentaje de alcohol de nuestra botella, pues éste puede afectar nuestra experiencia de sabor. Cuando se trate de un postre ligero es recomendable servir de baja graduación alcohólica, ya que, en caso contrario, el sabor podría perderse. Cuando tratemos con un postre “pesado”, como un pastel de chocolate o un flan, es recomendable servir un vino con un porcentaje de alcohol mayor.
Ahora que conoces los puntos clave para maridar postres y vino, te recomendamos guiarte por el gusto de tu paladar con las combinaciones que más te agraden; así como ampliar tus conocimientos culinarios dándote la oportunidad de experimentar con nuevos postres y etiquetas.
