En la Ciudad de México hay miles de opciones gastronómicas. Satisfacer cualquier antojo es casi tan fácil como salir a la vuelta de la calle, pues la oferta va desde los más austeros puestos callejeros hasta los restaurantes más exclusivos, sin mencionar que es posible encontrar comida de casi cualquier parte del mundo.

Pero seamos honestos: aun con toda la diversidad culinaria de la ciudad, pocas cosas hay tan reconfortantes como la sazón de la abuela, esa mujer que preparaba nuestros platillos favoritos, endulzados con amor.

Las recetas de la abuela

Tal vez sea el cariño con el que estas mujeres cocinan o, quizá, el hecho de que las recetas que preparan se han transmitido de generación en generación, enriqueciéndose en cada paso. O tal vez sea porque nadie nos conoce como nuestra familia: nuestros gustos, disgustos, lo que nos encanta y lo que nos hace perder la cabeza. Sea como sea, las abuelas siempre saben cómo consentir nuestro paladar.

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Incluso si eres de los que, como yo, disfruta de descubrir nuevos restaurantes y sabores, y ya tienes tus centros de consumo favoritos, seguro hay algún platillo casero al que no le puedes decir que no.

Inspiración de la abuela

Me gusta pensar que muchos de los grandes chefs heredaron la pasión por la cocina de sus abuelas, quienes también fungen como una fuente de inspiración.

Este es el caso del chef Edgar Delgado, quien nombró a su restaurante Sonia en honor a la querida abuela de su socio Rodrigo, cuya foto alimentando a su familia decora la pared del pequeño jardín trasero de la acogedora casa donde se encuentra el restaurante.

Y es que el objetivo del chef es revalorizar esos sabores clásicos de la dieta chilanga a los que estamos acostumbrados o, dicho de otra manera, reinventar los platillos de la abuela para ofrecer una experiencia única que reconforta tanto como sorprende.

El concepto

Podría parecer, hasta ahora, que se trata de otro restaurante tradicional mexicano que replica las recetas transmitidas de generación en generación, pero en Sonia la propuesta va más allá.

Con mente abierta y creatividad evidente, Edgar Delgado selecciona sabores conocidos y les da un giro propio e inesperado. El resultado es sorprendente: a pesar de la innovación, los platillos conservan la esencia de esos sabores que nos han acompañado durante toda la vida.

Desde el taco de papada de cerdo —que fácilmente estaría entre mis favoritos de la ciudad— hasta la lengua con glaseado de chipotle, que se deshace en la boca con untuosidad, los platillos de este restaurante evocan memorias familiares sin convertirse en simples réplicas de lo que ya conocemos.

Colaboraciones

Consciente de que la abuela no es su única fuente de inspiración, Edgar disfruta colaborar con otros chefs apasionados, quienes, como él, entienden la gastronomía como una fusión de sabores y técnicas. Su objetivo no es opacar los ingredientes caseros y, en apariencia, simples, sino enaltecerlos.

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Ejemplo de ello fue su reciente colaboración con Pablo Salas, del restaurante Amaranta en Toluca: una cena a cuatro manos de seis tiempos donde ambos chefs hicieron gala de sus habilidades con platillos como la trucha en escabeche con puré de alcaparra, el corazón de nopal empanizado con almendrado de chile morita y una reinterpretación de la capirotada con pasta filo, durazno y mousse de queso de cabra.

Si quieres probar sabores caseros con un giro innovador, no te pierdas la oportunidad de visitar Sonia en la calle de Oxford. Y no olvides seguirlo en Instagram para conocer sus futuros eventos y colaboraciones.

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