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Torres Alta Luz, una copa de claridad

Angel Venegas
Angel Venegas
Gastrónomo y periodista gastronómico apasionado por la fotografía, historia y comida. Mantiene conexión con la cocina para preservar su sazón y comparte su pasión con otros. Dispuesto a ofrecer datos curiosos, referencias históricas y rarezas de la vida.

En el mundo de los destilados existe una variedad de categorías en las que se puede encontrar una bebida. Hoy nos concentramos en el integrante más reciente de los cristalinos, bebidas espirituosas sometidas a un proceso de filtrado, despojando el color y dejando un líquido transparente.

Dicha clasificación es popular entre algunas de las bebidas tradicionales mexicanas, pero en esta ocasión el protagonista viene de Barcelona, en España. Cargando una tradición de casi un siglo, el brandy Torres Alta Luz, cambia el paradigma que había manejado la marca.

Un espirituoso tan seguro de sus encantos aromáticos y gustativos, que no requiere de una coloración acaramelada para enamorar los sentidos. A primera vista nace el escepticismo, pues no existe un precedente para este pionero, su trasparencia intriga y hace pensar en una sutileza de aromas y sabores.

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La expresión del cristalino

Sin embargo, la realidad es otra, al momento de hacer contacto con la copa y acercarla a la nariz, un desfile de aromas hace su aparición. Mientras más cerca llega el contenedor de cristal y los ojos se cierran para focalizar los sentidos, notas frutales, cítricas, herbales e inclusive de especias, saturan al olfato provocando salivación.

Enganchados en sus perfiles aromáticos y con la tentación de probarlo es hora de que la copa humecte los labios, un primer sorbo que pasa sin gran análisis prepara al paladar para lo que resta del destilado. En un segundo ataque se confirma lo que auguraba el olfato, frutas tropicales en su punto de maduración, aportan el dulzor, mientras que destellos de piña fortalecen la acidez, dejando por último la esencia de la barrica con sabor de chocolate, caramelo y especias.

El misterio que su cristalina figura guarda, se expresa magistralmente en nariz y boca, un espirituoso con el porte de una bailarina, elegante, sutil y firme en su carácter. Ya sea solo o en cocteles de esencia cítrica, Torres Alta Luz les entrega una nueva perspectiva a los amantes del brandy.

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