Hace mucho tiempo, tanto que ya no se puede contar, perdido en el desierto palestino sucedió a un descubrimiento que cambiaría al mundo como lo conocemos. Harina, agua y sal eran mezclados hasta obtener una masa, misma que sería cocinada en piedras calentadas por el inclemente sol de la región, o en su defecto sobre cenizas recientes. 

Había nacido el pan ácimo, precursor de los panes de la actualidad y por ende, de una de las tradiciones que estamos a punto de celebrar. La anécdota que aquí encontramos, de la rosca de Reyes, es la de un pan con más historia de la que imaginamos. 

Una historia intercultural

Las embarcaciones de mercaderes fenicios llevaron el conocimiento del pan a los puertos de Grecia. Con la llegada al mundo heleno, las técnicas se modificaron y se agregó levadura, los hornos le dieron cocción y surgió un nuevo tipo de pan. 

En Grecia nacen las primeras roscas y en ellas se escondía una moneda de oro. Con la caída de un imperio y el surgimiento de otro, los romanos siguieron con la tradición de la rosca, aunque cambiaron las fechas en que se consumía y la sorpresa guardada en su interior. 

El pretexto que encontraron fueron las fiestas saturnales, celebraciones que se dedicaban a Saturno,  dios romano de la agricultura. Estos festejos se llevaban a cabo del 17 al 23 de diciembre, justo antes del solsticio de invierno, según el calendario juliano (instaurado por el emperador Julio César). 

Durante esta semana los agricultores y sus esclavos podían descansar, lo que les permitía salir de su rutina. Algunos consideran que las fechas marcaban el fin de los trabajos del campo. La rosca era un elemento exclusivo para los esclavos, ya que quien encontrara el haba que se escondía en su interior era coronado como rey por un día. 

Con la expansión romana, las tierras galas adoptaron la rosca y la nombraron como galleta de Reyes. Tras el cambio religioso se le dieron significados bíblicos a los elementos de la rosca, relacionados con la huída de José y María para resguardar al niño Jesús de la masacre de Herodes. 

Significado de los componentes de la rosca

Antes de la implementación de los muñecos de porcelana se seguía escondiendo un haba en el pan, el significado era el de la huída misma. Los dulces que decoran la superficie son las distracciones terrenales que impiden a los creyentes encontrar al salvador. Mientras que el cuchillo simboliza el peligro que rondaba a cada paso que daban para encontrar refugio. 

Para los antiguos devotos, el que encontraba al muñeco se volvía su padrino y debía ofrecer un festejo para los demás, al igual que un ropón con el que vestirían a la representación del infante de la comunidad. 

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En España surge el roscón de Reyes y la cosa se complica aún más, pues el regalo oculto varía entre tres posibilidades, la primera es una moneda o dinero en general, en esta opción el reconocimiento no es más que económico. 

La segunda alternativa involucra una vez más el haba del rey de la fiesta, solo que para los ibéricos, es una señal para que esa persona pague el pan o en su defecto, el del año siguiente. Mientras que en la última opción es una figura del niño la que debe ser encontrada y con ella ganar el título de rey de la fiesta. 

La rosca en México

Así es como llegamos a lo más conocido, la rosca de Reyes mexicana, esa misma que partiremos en unos días junto a una taza de chocolate y atacando a las porciones con más azúcar. El muñequito trae consigo la responsabilidad de invitar los tamales el dos de febrero, día de la Candelaria, responsabilidad que algunos aceptan sin mayor problema y otros hacen hasta lo imposible por evitar. 

Pero eso no es lo único que podemos destacar, los adornos de la rosca además del significado ya descrito, también representan las joyas que tenían incrustadas las coronas de los Reyes de Oriente. En cuanto al chocolate y atole que la acompañan, es otro ejemplo del sincretismo cultural en la Nueva España, el alimento de Europa con las bebidas de América. 

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Como último detalle no podemos olvidar la importancia de la fecha, ya que el 6 de enero,  según el calendario litúrgico, corresponde al día en que sucedió la Epifanía, momento en que los Sabios de Oriente entregaron sus presentes al niño Jesús. Evento que sigue repitiéndose hasta nuestros días con la llegada de los Reyes. 

Sin importar lo que nos depare el destino, una vez más partiremos con gusto la rosca, acompañados de nuestros seres queridos, conociendo su historia y significados, agradeciendo a los fenicios por crear el pan ácimo y a los españoles por traer el roscón. Robemos sin temor ese pedazo con azúcar y bebamos un gran trago de chocolate, que las fiestas decembrinas se acaban, pero las cerramos con la mejor de todas, mucha suerte y esperemos con ansias los tamales de la Candelaria. 

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