Chère Karla: Víctor López-Rúa es un pintor gallego, que precisamente aquí en el Centro Cultural de España en México, que se ubica en el Centro Histórico de nuestra CDMX, tiene una exposición de una parte de su obra pictórica, que es excelente, qué digo, espléndida, y que tiene en su temática algo de lo bello que hay en la naturaleza, y nos lleva a ver rasgos de ese mundo, aparentemente escondido, de la psique humana.
Sus lienzos abundan en colores que nos llevan de la mano a admirar aquello que a veces se olvida. En fin ojalá y nuestras lectoras insumisas acudan a este sitio para recibir un caudal de incógnitas colorísticas. Pero lo que yo quiero resaltar, chère Karla, es que él y su esposa Silvia son unos gourmets de primera, y claro, tuvimos una reunión en sus dominios Gallegos, y donde ellos prepararon unos suculentas viandas que disfrutamos de lo lindo.
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Mira esto, lo que de la cocina de su casa salió para nutrir nuestra gula: Primer plato, que no puede faltar en ninguna mesa: Caldo Gallego: judías blancas, habas que habían sido remojadas con 12 horas de antelación, cuando el agua hierve en la olla se añade el unto (En México no se encuentra esta manteca especial, pero aquí en Galicia la hay que es un contento), un hueso de jamón, un trozo de Costilla de cerdo desalada (aquí, en casa de Víctor, le agregan chorizo), patatas finamente cortadas, verduras, cortadas y escogidas: nabos, grelos, coles o repollo. (Si lo deja usted descansar para otros días, estará más sabroso que nunca). Luego, para seguir subidos en la cumbre, Silvia y Víctor prepararon un: Redondo (pieza de carne de ternera de res): Aceite de oliva virgen, sal gorda, ajo, patatas, pimienta verde en grano, y claro, el Redondo de ternera (que se dejará macerar de un día para otro).
Como vemos, estos platos son sencillos, pero que tú sabes, Karla, que lo sencillo es lo que a nuestro paladar sabe a gloria. Ah. Y lo que no debe faltar en la mesa de quien quiere quedar bien con la Gastronomía: Silvia puso las copas para acompañar el Caldo Gallego, y Víctor, de su cava, trajo un vino tinto de la Ribeira Sacra: “El Pecado” que con su uva Mencía, que viene de las terrazas, que desde la época romana producen y cumplen con surtirnos de vinos que se alejan de lo común. Vaya, que el maridaje fue, por dicir algo, perfecto.
Y luego, para seguir con el rito del buen comer, Víctor corrió otra vez a su cava y para acompañar al Redondo, abrió, ante mis azorados ojos un Viña Pomal, Rioja Crianza 2015.
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Como todos los que estamos enamorados de la Cocina, sabemos que para coronar un banquete, el postre es parte fundamental de esa coronación. Y Silvia y Víctor al centro de la mesa pusieron dos delicias gallegas: Bica Mantecada: harina, azúcar, manteca, huevos, masa, levadura.
Y en otro plato reinaban unas: Nueces con nata y miel: miel, nueces, nata. El café espresso, el Orujo, sirvieron para charlar sobre las creaciones que del pincel de Víctor salen para los ojos espectantes de los que asisten a sus esposiciones. Total fue una tarde gallega que quedó registrada en mi diario de las aventuras del sabor y del arte. Así pues, si tú Karla, o nuestras amigas y amigos van a Galicia a pasar unos días de asueto, en el restaurante al que asistan no dejen de pedir estos platillos. Harán de su día un día soñado.
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Adeus, adeus.
Carlos Bracho
www.carlosbracho.com
