Por Heli Galván
Uno de los tesoros mejor guardados del estado de Jalisco, es un producto que acompaña a sus habitantes en el día a día. Nos referimos al queso adobera, que debe su nombre a su similitud en forma, con un adobe o ladrillo.
Conozcamos más de este producto lácteo que comparte hogar con dos de las denominaciones de origen más reconocidas del país, el tequila y la raicilla.
Se puede encontrar por todo Jalisco, pero la joya de la corona es, en definitiva el elaborado de manera artesanal en el pueblo mágico de Mazamitla, ya sea por su rico sabor o por su alto nivel nutricional, lo convierte en un imperdible de la región.
Su proceso de elaboración
Su proceso de elaboración es como el resto de quesos, pasando por la pasteurización, adición de cultivos, cuajado, corte, separación y moldeado. Lo que lo hace único al resto de quesos es la exquisita leche de las vaquitas jaliscienses y el trabajo artesanal detrás de él, no pasa por procesos de envejecimiento.
El perfecto equilibrio
Su proceso de elaboración es como el resto de quesos, pasando por la pasteurización, adición de cultivos, cuajado, corte, separación y moldeado; pero lo que lo diferencia es la leche de las vacas jaliscienses y el trabajo artesanal detrás de él; además de no pasar por un periodo de maduración.
Durante los primeros días es perfecto para desmoronar, pero entre más pasa el tiempo se convierte en un gran queso para derretir: su aroma y sabor a leche fresca acompañado por su acidez y suavidad, con un toque salado, lo hace perfecto para experimentar en tus platillos y agregarlo a tu dieta diaria, porque adicionan nutrientes como el calcio y la proteína.
Te recomendamos que en tu próxima visita al estado de Jalisco te animes a probar este manjar de la gastronomía único en la región, el queso adobera.
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