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Frijoles: básicos de la cocina mexicana

Julieta Cruz
Julieta Cruz
Gastrónoma y doctorante en Comunicación con especialización en vinos por la EMS. Investigadora en periodismo enológico y gastronómico en Ciudad de México, basada en teoría bourdiana, con fundamentos en Sociología y estudios de periodismo. Disfruta entrevistar y difundir la valiosa labor de quienes hacen posible nuestra gastronomía, única y viva en cada ingrediente, sabor y experiencia a la mesa.

Quizás uno de los cultivos más comunes que a diario se encuentra en las mesas mexicanas además del maíz y el chile, claro está, es el frijol. Esta leguminosa engalana las mesas con su presencia así sea únicamente cocidos a la olla, refritos, meneados, puercos, o bien, en preparaciones más sofisticadas como cremas, sopas, enfrijoladas y mucho más.

Se trata de un alimento sumamente versátil que consumimos en gran medida y es que en la cultura del mexicano, se encuentra enclavado en las comidas tradicionales y es casi imposible pensar en algunos platillos sin su presencia, como por ejemplo, los molletes, panuchos, tlacoyos o incluso los sopes. 

 Imagen de HomeMaker en Pixabay

La producción anual de este cultivo se estima en un millón 100 mil toneladas, la cual está liderada por el estado de Zacatecas en cuanto a volumen de producción.  De hecho datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural para el 2017 indican que se obtuvieron un millón 183 mil toneladas, colocando a México como el séptimo productor de este producto a nivel mundial.

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El origen de los frijoles

El origen de esta legumbre se ha localizado en Mesoamérica según la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Este cultivo fue domesticado en la región de los Andes y también en América Central. Ambas variantes cuentan con un ancestro común del cual se fueron diversificando hace aproximadamente 11,000 años. En México el frijol ha estado presente en la milpa desde la época prehispánica y su cultivo es fundamental para la coexistencia de otros dos cultivos insignes en ésta, como lo son el maíz, el chile y hasta la calabaza.

Imagen de annquasarano en Pixabay

El frijol pertenece a la familia de las leguminosas. Cabe que recordemos que la diferencia entre una legumbre y una leguminosa es que éstas últimas se encuentran secas, mientras que las legumbres se refieren al estado fresco de las semillas incluso, aún en las vainas.  Phaseolus vulgaris es el nombre científico de esta leguminosa que pertenece al género Phaseolus de la familia Fabaceae.

En la actualidad se conocen un poco más de 150 variedades de frijoles de las cuales, México cuenta con una tercera parte de ellas. Algunos tipos son la alubia, el negro, el flor de mayo, morado, pinto, canario, ayocote, entre otras. 

Algunas propiedades de los frijoles

Si bien mencionamos que el frijol es uno de los elementos más comunes en la dieta mexicana, hemos de puntualizar que no solo se debe a su sabor, versatilidad o a su cotidianeidad. Una de las razones por las que este alimento es tan importante y popular es por su alto valor nutrimental. 

Imagen de Jan Nijman en Pixabay

No solo tiene vitaminas que ayudan a mantener un sistema nervioso saludable, sino que promueven el funcionamiento adecuado del aparato digestivo y favorecen una piel sana.  Son altos en proteína, además de contar con una elevada proporción de vitaminas del grupo B como folato, tiamina o niacina. También significan una fuente de minerales como hierro, potasio, magnesio y zinc. Además, se consideran dentro del aporte de carbohidratos complejos y fibra, propiciando una liberación lenta y gradual de energía. Es importante puntualizar que se consideran como una proteína de bajo coste, su índice glucémico es bajo y no son alérgenos comunes; son bajos en grasa y libres de grasas trans.

Respecto a su cultivo podemos apuntar que a través de éste se contribuye a reducir los gases de efecto invernadero y se propicia una mayor absorción de carbono y nitrógeno; acciones benéficas para el planeta. Además, derivado también de su cultivo se mejora la fertilidad de los suelos y se nutre a los cultivos que se siembran con cercanía a este. 

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Algunos datos interesantes

Según datos de Alianza Leguminosas, el consumo de éstas semillas ha disminuido en los últimos años de manera considerable. De hecho, la Asamblea General de la ONU declaró el año 2016 como el Año Internacional de las Leguminosas, así como el 10 de febrero como Día Internacional de las Leguminosas con la finalidad de revalorizar la importancia de estos granos para la alimentación humana. De las medidas principales que se buscan a través de este tipo de iniciativas es no solo incentivar la educación nutricional como una medida fundamental para el rescate del producto, sino también el fomento al desarrollo de proyectos y alimentos a partir de estos cultivos. A través del empleo de leguminosas en las dietas se disminuye la malnutrición, se puede mejorar el estilo y calidad de vida y finalmente pero no menos importante, beneficiar a sus productores y el medio ambiente. Entre las leguminosas a consumir se pueden considerar no solo frijoles sino también lentejas, chícharos secos o arvejas, habas y garbanzos.

Imagen de Pexels en Pixabay

Bibliografía:

SADER (2019) La importancia del frijol en México, Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Publicado el 28 de junio de 2019. Consultado el 8 de septiembre de 2022. Disponible en: https://www.gob.mx/agricultura/articulos/la-importancia-del-frijol-en-mexico 

Alianza leguminosas para la Salud (2021) ¿QUÉ ES ALIANZA LEGUMINOSAS? en Alianza Leguminosas para la Salud. Consultado el 8 de septiembre de 2022. Disponible en: http://www.alianzaleguminosas.org/

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