Por Víctor Sánchez
Cuando hablamos de alcohol en México, usualmente nos remontamos a bebidas espirituosas como el mezcal o el tequila, sin embargo, la grandeza histórica y cultural del país nos abre el espacio para conocer de una bebida que nos ha acompañado desde tiempos coloniales y cada día enriquece su legado. Te invito a saber un poco sobre la historia del vino en nuestra tierra con este breve artículo.
Las bebidas fermentadas no resultaban nuevas al momento de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, pues se conoce que las culturas prehispánicas de la región, realizaban diversos fermentados a base de frutas y mieles; tal es el caso del pulque, un fermentado de mucílago del maguey, al cual se le dieron propiedades rituales y espirituales en momentos de celebración religiosa.
Más adelante y alrededor del siglo XVI, fueron introducidas las primeras cepas de uvas y técnicas de vinificación al México colonial. Las condiciones geográficas en las zonas productoras resultaban idóneas para realizar la actividad vinícola, como lo fueron la fertilidad de los valles de pendiente suave donde los suelos son de origen sedimentario, los cuales resultaron perfectos para el crecimiento de la uva, dado el espesor considerable del sustrato, el drenaje eficiente en las tierras y las suficientes aguas superficiales. Esto causó un incremento en la producción de vino y su popularidad, principalmente en las clases altas y los conquistadores, por lo que surgieron diversos viñedos alrededor de la región.
No toda la historia del vino en México ha sido próspera, pues debido a alta producción novohispana se suscitó una inquietud en el estado del comercio del vino español; ¿se reemplazaría completamente el consumo de la bebida española desestabilizando el monopolio imperialista que se había planteado? En el año 1595, como resolución a la problemática, las autoridades peninsulares prohibieron el cultivo de vid en toda la Nueva España.
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Si bien, el comercio y la producción de vino novohispano era un asunto prohibido, en algunas regiones se continuaría con la tarea bajo la justificación de que la bebida era realizada con propósitos sacramentales y para el consumo local. Estas zonas entre pocas fueron el poblado de Parras, en Coahuila, San Luis de la Paz, en Guanajuato y algunos pueblos de Aguascalientes; lugares que hasta la fecha son conocidos como estados vinícolas por excelencia.
Resulta interesante saber que en tiempos de la Independencia y previo a haber iniciado el movimiento; el representante de la corona española en la colonia, el Virrey Venegas, ordenó a soldados de la realeza eliminar y destruir los cultivos de vid del cura Hidalgo, tras las sospechas de una conspiración en contra de la monarquía. Se dice que este acto incitó al ”Padre de la Patria” a llevar a cabo el grito de Dolores en 1810.
Hacia finales del siglo XX y tras diversos periodos de ascensos y declives para la escena del vino, tales como la creación de la Asociación Nacional de Vitivinicultores en 1948 o la Asociación Mexicana de Sommeliers en 1994, la cultura del vino en México presentaba un porvenir positivo para la industria; pues con la introducción de nuevas bodegas, tecnologías y procesos de vinificación más desarrollados, los estados de Aguascalientes, Baja California, Guanajuato y Querétaro, fueron posicionados como entidades con alta producción de calidad y cantidad para el vino del país.
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En las últimas décadas, la industria mexicana ha experimentado un crecimiento significativo. La calidad de los vinos mexicanos ha escalado para ser reconocida a nivel internacional, y cada vez más bodegas mexicanas han ganado premios y reconocimientos en competencias globales como el Concurso Mundial de Bruselas.
Como pudiste leer en este artículo, a pesar de ser una bebida inmigrante en nuestro país, el vino ha forjado su propia historia y ha sabido abrirse camino en la tierra del agave, formando parte de nuestras tradiciones y plasmando el esfuerzo del campo mexicano en cada una de las etiquetas que hoy en día, nos representan ante el mundo. Ahora te invito a conmemorar el pasado y celebrar el presente tomando vino mexicano.
