Vivimos tiempos caóticos, en los que por un lado, la búsqueda de la inmediatez dio lugar a una generación atiborrada de gente ansiosa y por el otro, los que han decidido bajar la velocidad y volver a darle su tiempo a las cosas. Pero el cuidado al detalle no es una novedad y hoy vamos a hablar del éxito que se obtiene con paciencia, a través del caso del Ron Villa Rica.
No es de sorprender que la gente de la industria de la destilación sean maestros de la espera, con el fin de lograr la maduración o añejamiento ideales. Imaginen crear algo y saber que no van a ver el producto final hasta dentro de 23 años, eso le sucede a los encargados de fabricar Ron Villa Rica 23.
Un destilado orgullosamente mexicano, que ostenta el título de ser el ron más premiado por el International Taste Institute (iTQi) en el mundo. Siendo merecedor por 10 años consecutivos de la máxima calificación de tres estrellas de oro y acreedor al Superior Taste Award, durante la misma cantidad de tiempo.
Donde todo nace
Si bien el Caribe es un referente más conocido al hablar de ron, México también cuenta con grandes exponentes. Esto se remonta a nuestro pasado colonial, en el que los ingenios azucareros y las plantaciones de caña de azúcar, trajeron la materia prima para este destilado a territorio nacional.
Aunque esta primera producción no duró mucho, debido a las prohibiciones de la Corona Española, y se retomó hasta mediados del siglo pasado. Así es como hace 74 años Licores Veracruz comenzó su rescate del ron mexicano en la ciudad de Córdoba, entregando grandes etiquetas como Mocambo y por supuesto, Ron Villa Rica 23.
Más allá de su prolongada maduración en barrica, su secreto radica en el cariño durante su elaboración, desde la selección de los mejores productos locales, hasta el cuidado de cada proceso. Sin duda ellos buscan una calidad superior, aunque represente una cantidad limitada, pues cada tiraje es numerado a mano, volviendo a este destilado muy especial.
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Siguiendo con el cuidado de los elementos, la misma botella está elaborada de manera artesanal, ornamentada con láminas de oro, azul cobalto y pigmentos naturales. Ya que un espirituoso con tanta pasión requiere de la mejor presentación, aunque esto no afecta su precio, haciendo que sea accesible para todos los amantes del ron.
Una realidad del paladar mexicano es que no está acostumbrado y menos educado, para tomar ron de manera pura, solemos consumirlo en cocteles y estoy seguro que más de uno ya pensó en la mítica Cuba libre. Algo que para nada es negativo, pero de vez en cuando detenernos a apreciar los destilados sin ningún mezclador, puede ampliar en gran medida el panorama.
Elegancia en el paladar
Ron Villa Rica es una de esas bebidas que merecen tomarse al natural, antes de decidir si se combina con algo. Ya que no es agresivo con los sentidos, se disfruta tanto en nariz, como en boca y no requieres ser un experto para enamorarte de sus notas de caramelo, nuez, vainilla, tabaco y muchas más.
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Además que darle una oportunidad en solitario, quizá solo con un par de hielos como escolta, es acercarse a la experiencia de los catadores experimentados del iTQi y entender el porqué de sus reconocimientos. Si los antes mencionados no eran suficientes, este año sumaron el Crystal Taste Award, por tres años consecutivos con tres estrellas de oro y el Diamond Taste Award, por siete años con la máxima calificación.
Como pueden ver y a manera de enseñanza y reflexión, tomarse las cosas con calma y no apresurar los procesos, te lleva a mejores resultados que acortar el tiempo, con tal de seguir en el camino de la inmediatez. Reducir la velocidad en las vidas tan frenéticas que tenemos en la actualidad, puede que sea el secreto para volver a disfrutar la vida y no solo sobrevivirla.
Yo me despido esta ocasión con esa idea en la mente y sin dejar a un lado la invitación, no solo de salirse de lo cotidiano, sino de también probar Ron Villa Rica 23 y apoyar a los productos mexicanos.