fbpx

Chiles en nogada, un emblema de dos filos

Angel Venegas
Angel Venegas
Gastrónomo y periodista gastronómico apasionado por la fotografía, historia y comida. Mantiene conexión con la cocina para preservar su sazón y comparte su pasión con otros. Dispuesto a ofrecer datos curiosos, referencias históricas y rarezas de la vida.

La vida está llena de ironías, algunas más graciosas que otras, escribiendo esta nota los hago partícipes de la mía. Quizá una de las peores partes de ser gastrónomo, periodista y mexicano, es tener que hablar de algo que no te gusta, en mi caso los chiles en nogada. Motivo por el cual a pesar de mi desagrado, quise abordar la temática patria y desahogar mis penas tricolores.

Lo irónico de esta situación es que escribo por voluntad propia, y que en ningún momento es para hablar mal del gran héroe, que junto al pozole, engalana el ombligo de Septiembre. Al contrario, es para conocer más de su historia, analizarlo desde un par de conceptos que suelen ser mal entendidos y por qué no, seguir con la cadena de ironías de la vida.

Patriota o patriotero

Antes de entrar de lleno a lo que nos compete, unas cuantas aclaraciones y dos definiciones que más adelante necesitaremos para entender. Hay infinidad de historias y leyendas sobre el surgimiento de este platillo, incluso se pone en duda cuál es la receta original. Pero para la finalidad de esta nota, simplemente tomaremos la más popular.

Esta historia nos ubica en Puebla un 28 de Agosto de 1821, fecha en la que Agustín de Iturbide entraba en dicha ciudad, a pocos días de culminar el movimiento de independencia. Por motivo de su visita se ofreció un banquete y es donde las monjas agustinas develan el chile en nogada. Se dice que originalmente se les había pedido hacer chiles rellenos bañados en salsa de nuez, un postre de la época, pero decidieron cambiarlo para el agrado de Iturbide.

TAMBIÉN TE RECOMENDAMOS: CHILES EN NOGADA EN EL TAJIN.

Fijado este contexto histórico pasemos a las dos definiciones que dan sentido a esta nota. La primera es la que acompaña a la palabra “patriota”, que implica una devoción incondicional, y prácticamente heróica, al lugar que lo vio nacer, o sea la patria. Mientras que por el otro lado encontramos al “patriotero”, mismo que es definido como un individuo superficial y exagerado en lo que respecta a su nación. 

Se puede decir que mientras el patriota vive para su hogar, el patriotero se expresa de dientes para afuera. Ahora bien, esto tiene que ver con los chiles, por una serie de motivos por los que se tiene que ser un metiche de la historia, primero para preguntarse y segundo para querer hablar de ellos.

Desvenando el chile

Pongamos las cartas sobre la mesa y atemos cabos para llegar a lo que espero, sea un ejercicio interesante para la mente. Nuestra búsqueda de detalles comienza con la fecha de la historia, prácticamente un mes antes de que se declare la independencia, por lo que aún éramos Nueva España. Siguiendo con los números, dicho día es el festejo de San Agustín, y por ende santo de Iturbide, motivo por el que se hizo el banquete. 

Si bien es cierto que las recetas cambian con más facilidad que una pijama en cuarentena, y tomamos la historia como lo que realmente pasó, a la par de que nos acordamos de las clases de historia de primaria. Los cambios que se le hicieron al postre premeditado, simplemente fueron replicando la bandera del ejército trigarante, correcto, el que dirigía Iturbide.

Cucharenado más en la historia de los chiles, encontramos otra peculiaridad, no fueron famosos hasta la celebración del centenario de la independencia. Fiesta orquestada por Don Porfirio Díaz, en la que se rescataron platillos que tuvieran algo que ver con la victoria de los libertadores. Momento en el que los reflectores vuelven a Puebla, rescatan y revalorizan al chile en nogada.

Entonces ¿qué con el chile?

Cerrando con tanto detalle histórico y antes de que esto parezca teoría conspirativa, mi punto es que en esta receta existe una dualidad. Primero tenemos su origen antes de la existencia de México, y por consecuencia de un sentimiento nacionalista. Segundo la réplica de la bandera de los ganadores con tal de quedar bien con Iturbide, dejando al protagonista como un elemento superficial, cayendo en lo “patriotero”, y eso muy entre comillas, ya que como lo mencioné, aún no existía una nación a la que se representara.

Mientras que jugando en la cancha de la modernidad, es uno de los platillos con los que se puede identificar a México en cualquier parte del mundo. Junto con el significado que se le brindó en tiempos de Díaz, siendo literalmente una bandera comestible, y por lo tanto una representación directa de un lábaro patrio, sale a relucir su lado patriota.

La gran ironía, una comida que nació para quedar bien con el ganador de una guerra, y que el tiempo lo transformó en un emblema nacional. Podré no disfrutar en plenitud de sus sabores, y repelar para comerlo, pero sin lugar a dudas, el chile en nogada es un gran símbolo para esta nación de tragones que es mi México.

PUEDE QUE TAMBIÉN TE INTERESE: ALIMENTOS MUY PATRIOS PARA DAR EL GRITO.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te podría interesar