Por Daniela Rodríguez
Desde que tengo uso de razón, mi mamá en todo momento ha cocinado para mis hermanos y para mí y aunque no es una cocinera de profesión, puedo decir que lo hace excelente. Siempre he pensado que la comida hecha con amor, crea experiencias y recuerdos inigualables. Todos sus guisos y postres caseros, aun me siguen sacando una sonrisa cada que los pruebo o los preparo. Basta con un bocado de una preparación similar y mi cabeza automáticamente me regresa a mi infancia, haciéndome recordar que gracias a ella, amo el mundo de la gastronomía.
Aun tengo el recuerdo de cuando mi mamá pasaba por mi y mis hermanos a la escuela; yo salía hambrienta pero feliz, porque era mi parte favorita del día. Llegábamos a la casa y se ponía a cocinar, todos los días le preguntaba: “¿Puedo ayudarte?”. Mi mamá me dejaba apoyarla con tareas muy fáciles, debido a que era muy pequeña, pero conforme iba creciendo, fui aprendiendo y poco a poco me dejaba preparaciones con más dificultad. Aunque no era nada profesional, yo me sentía muy contenta; disfrutaba mucho ver la reacción de mis hermanos al probar nuestra comida. Cada uno tenía su platillo favorito y mi mamá para darnos gusto a los tres, los alternaba para que comiéramos siempre contentos.
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Debo decir, que mi gusto por la repostería, no nació de la nada. Mi mamá acostumbraba ver por las tardes programas de cocina. En especial, recuerdo uno a las seis de la tarde, trataba de una chef cocinando nada más que postres, ese era mi favorito y al terminar, siempre le pedía que los hiciéramos. Ella sabía que a su hija la más pequeña, no solo le gustaba comer postres, sino, también prepararlos; casi siempre por las tardes, preparábamos algo dulce y aunque siempre buscaba recetas innovadoras, normalmente hacíamos recetas de ella, nada complicadas como por ejemplo: pie de limón, panqué de nuez, churros y pastel de chocolate; esos son los que hacíamos con frecuencia y que recuerdo con más cariño, que por cierto, hasta la fecha ¡me encantan!
Recuerdo muchas de las tardes en las que mi mamá preparaba churros, esas tardes eran especiales. Ella los freía y yo era la encargada de pasarlos por azúcar y canela; mis hermanos ansiosos por comerlos y nosotras felices de ver la cara de satisfacción de mis hermanos y aunque es un postre muy sencillo, puedo decir que era y sigue siendo el número uno en el corazón de mis hermanos, que hasta la fecha siempre lo piden.
Hoy en día es un poco más difícil pasar tiempo con mi mamá, debido a las ocupaciones de las dos, pero intentamos darnos un tiempo para continuar con la tradición de cocinar juntas. Es algo que en verdad nos apasiona y nos hace felices. Cuando me cocina sus guisos y postres, de un bocado me regresa a mi infancia y es una experiencia mágica que no cambiaría por nada del mundo.
A continuación, te dejo la receta de pie de limón de mi mamá, para que tú también la puedas probar, preparar y regalar un poquito de amor a tus seres queridos. ¡Es muy fácil!
Pie de limón de la mamá de Dany
Porciones: 20
Ingredientes
- 10 pzas limón verde
- 290 ml leche condensada (1 lata)
- 360 ml leche evaporada (1 lata)
- 180 gr queso crema
- 200 gr mantequilla sin sal
- 144 gr galletas Marías
Procedimiento
- Triturar las galletas Marías.
- Derretir mantequilla e incorporar con las galletas Marías, previamente trituradas hasta obtener una masa moldeable.
- Poner la mezcla en el molde de tu preferencia y alisar con ayuda de una espátula y reservar en el refrigerador.
- Sacar ralladura de seis limones y reservar.
- Exprimir jugo de los diez limones y reservar.
- En una licuadora, vaciar la leche condensada, leche evaporada, queso crema y el jugo de los diez limones, licuar hasta obtener una mezcla homogénea.
- Con ayuda de una espátula, incorporar la ralladura de limón.
- Vaciar la mezcla encima de la masa de galleta María y congelar mínimo 12 hrs.
Cuéntanos qué si te gustó la receta y si tú también tienes algún platillo que te recuerde a tu mamá. Las mamás siempre son importantes, pero este mes de mayo no dejes de festejarlas. ¡Feliz día de las madres!
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