fbpx

Viajando a la playa para reconectar

Julieta Cruz
Julieta Cruz
Gastrónoma y doctorante en Comunicación con especialización en vinos por la EMS. Investigadora en periodismo enológico y gastronómico en Ciudad de México, basada en teoría bourdiana, con fundamentos en Sociología y estudios de periodismo. Disfruta entrevistar y difundir la valiosa labor de quienes hacen posible nuestra gastronomía, única y viva en cada ingrediente, sabor y experiencia a la mesa.

¿Cuántas veces has pensado que la vida puede llegar a ser muy estresante? Yo siempre. No obstante, aunque desearía utópicamente tener una vida 100% stress free, la verdad es que creo que quizás muy pocas personas en este mundo son capaces de lograrlo (quizás un monje tibetano o alguien con una vida similar). Así que, en lugar de seguir martirizando al alma y abonando al cultivo del estrés al preguntarme cómo liberar al ser de esas tediosas tensiones cotidianas, he decidido encontrar alternativas para apreciar lo que realmente importa y así, reconectar nuevamente con el aquí y el ahora. ¿La mejor decisión? Sacar algunos pendientes, hacer unas llamadas, empacar una maleta ligera y huir a la playa sin pensarlo dos veces. 

Llegando a la casa de playa (que no es mi casa)

Pero si pensabas que huir a la playa es fácil, ¡sorpresa! Lo más seguro es que luego de tener que despertar temprano, llegar al aeropuerto con anticipación y que tu vuelo se retrase, también tendrás que tomar carretera por dos horas para llegar al destino. Pero…¿no que intentabas desconectar? Quizás este último camino de tráfico y distancia fue el recordatorio final para invitarme a decirle a todo “adiós” con más ganas aún. Así que luego de este largo camino recorrido, llegué a Tulum y me alojé en un lugar mágico. 

Quizás también quieras leer: Tlaxcala: Tierra mística mexicana

Our Habitas Tulum

Recién ingresé a lo que sería mi alojamiento las siguientes dos noches, empecé a sentir tranquilidad. El equipo de Our Habitas te recordará la importancia de desconectarse (justo lo que necesitaba) y darle una intención a tu viaje, un propósito y disfrutar al máximo tu estancia. 

En este espacio se respira hospitalidad, responsabilidad y compromiso hacia quienes lo visitan, que puedan inspirarse con el entorno, así como reconectar con el yo interior y deleitarse con lo que aquí se ofrece. Alimentos no solo para el estómago sino para el alma. 

Te podrás alojar en alguna de las diferentes habitaciones con que cuentan y que, quizás la manera más precisa de definirlas es como un glamping. Se trata de grandes carpas con todas las amenidades (olvídate de la TV), así como una ducha privada al aire libre que te volará la mente; no tendrás ni que abrir el agua caliente ya que el clima es delicioso aunque, sí así lo deseas, recuerda que hay calefacción por paneles solares. 

Cuentan con diversas actividades para que realices mientras estás ahí, como dinámicas de meditación, yoga, work out, breath hold, sound healing y hasta conciertos íntimos a la luz de la luna. Todas y cada una de estas actividades están impartidas por miembros de la comunidad quienes brindan su conocimiento a los huéspedes, con lo que se entreteje un espíritu colectivo que te animará y te seguirá insistiendo cuánta falta hace detenerse a pensar en el yo y en un ritmo más relajado; es un recordatorio de que la vida nos ha llevado a andar a prisa y que de pronto, es necesaria una pausa para apreciar los verdaderos placeres de la vida, mismos que surgen de los detalles, de la tranquilidad y de la conexión con otros así como con nuestro entorno. 

Lee después: Los Sabores del Oriente Lejano en Cancún

Así que durante mi estancia pude entretejer ese gran telar de experiencias que me fueron reenergetizando tanto la mente como el corazón, pero como ya lo saben, aquí siempre hablaré de lo que nos alimenta la pancita. Antes de antojar con todo lo que probé, encuentro preciso recordar algo: la mayoría de veces cuando viajas y eres de buen comer, es muy difícil desapegarse de comidas, si bien deliciosas, lo cierto es que también muy pesadas –no necesariamente por lo ricas, sino por que casi casi que se requiere de un detox para sacarlas del organismo–. Así que una vez puntualizado esto déjenme contarles cómo estuvo Moro, el restaurante de Our Habitas Tulum y en donde les anticipo, que esta pesadez no sucedió (para mi propio bien).

Talento culinario

Moro está dirigido por el talentoso chef Luis Briceño, quien también es ejecutivo de Siete, el restaurante de Our Habitas Bacalar. Aunque Briceño es guanajuatense, su experiencia culinaria ha sido forjada en diversos restaurantes alrededor del mundo con una especial participación en el famoso restaurante Noma de René Redzepi en Copenhague. Aquí el chef ha decidido combinar no sólo técnicas culinarias sino también ingredientes siempre intentando que el protagonista sea el toque local en cada propuesta que presenta. 

Así con platos que se sirven al centro de la mesa con la intención de compartir, se deja entrever el concepto que tiene esta cocina: sabores a la leña con inspiración regional, latina y con toques de Medio Oriente. Sin más explicación el chef nos aclara el porqué de esta decisión:  “Buscamos ser una cocina reconfortante, enfocada en productos locales y de temporada. Queremos ser fieles al sabor y mantenerla franca y sencilla, siempre recalcando las influencias que tenemos de Medio Oriente”. Esto porque cabe señalar que Our Habitas también tiene sedes en Namibia, Arabia Saudita y Marruecos, de donde también se intenta conservar esos sabores, mismos por los que la cadena hotelera se ha diferenciado. Los ingredientes se obtienen de fuentes locales, subrayando su compromiso con la cultura y tradiciones que les han acogido. Como principios de apego a la sustentabilidad buscan hacer uso de ingredientes de temporada, de productores locales y así como el uso nulo de plásticos en la propiedad. 

Sin comer ansias, también vale la pena recordar que este espacio cuenta con un comedor en donde varias mesas se prestan perfecto a disfrutar de un festín compartido con la finalidad de poder convivir con otros huéspedes si así se desea, esto para seguir entretejiendo experiencias con otros. Mesas largas en donde te puedes sentar mientras la arena se siente entre los dedos de los pies descalzos, se disfruta de la sombra de los árboles y palmeras, así como de la brisa y la vista de un mar caribeño; todo como un recordatorio más de la reconexión que se busca con el entorno mismo. Así que sin importar la hora, Moro estará dispuesto a recibirte con un menú apto para cada momento del día o hasta para echar el drink mientras te columpias en sus hamacas, te recuestas en sus camastros o de te das un chapuzón en su piscina. 

Lo que probé

Las opciones para el desayuno son variadas pero notarás de inmediato una propuesta healthy: smoothies, bowls, jugos y fruta brindan una entrada fresca, saludable y energizante para iniciar el día. También hay toast, sándwiches y varias opciones de huevos. Nuestra sugerencia es deleitarte con un café o un matcha latte, un chia pudding, un smoothie de coco o un jugo verde y unos huevos maya. Ya si te queda un espacio para algo dulce, no dejes de pedir la torreja con plátano rostizado y crema de mascarpone. 

Para la comida te sugiero optar por platos al centro de la mesa y que la invadas de vegetales rostizados mientras los dippeas en su trifecta (hummus, muhammara y labneh); llénate de sabor del mar con un bowl de crudo, un aguachile de camarón, un ceviche de pesca del día. Si lo tuyo es la leña no dejes pasar la pita de lechón, los tacos de pescado con recado negro, el pollo orgánico a la brasa o el pulpo a la sartén con hummus de zanahoria. El menú cuenta con diversas opciones veganas, gluten free y también sin nueces para quienes son alérgicos o intolerantes a estos alimentos. 

Para cerrar el día comienza con platos al centro como una ensalada de tomates con boquerones y queso feta o unos tacos de camarón al horno con salsa macha; para el siguiente tiempo puedes elegir entre algunas de las especialidades a la leña como pulpo, pesca del día, camarones al curry, costillas de cordero o hasta un New York añejado, aunque firmemente añado que sí o sí, de nuevo la recomendación es optar por un par de platos parrillados al centro de la mesa para guarnecer: hongos con labneh de ajo, coles de bruselas glaseadas con maracuyá, coliflor al horno con salsa de coco y pimientos, elotes baby a la brasa o zanahorias baby al horno. 

Te interesa: Grand Velas Los Cabos: Sol y Arena

Para quienes quieran concluir con gusto dulce ya sea comida o cena recomiendo el mousse de plátano rostizado con crema de avellanas y helado de dulce de leche, las ciruelas a la parrilla, miel de jengibre y crumble de cacahuate o la panna cotta de lima con aceite de lemongrass helado de coco y crujiente de chocolate blanco.

Así que luego de un par de días de descanso, recarga de energía mental, emocional, física y una inminente desconexión del estrés citadino y laboral, Our Habitas Tulum me brindó una experiencia única que me inspiró a mi regreso, a crear lazos con la propia comunidad, mismos que no tienen porque ser enormes, pero sí significativos y profundos. Quizás al impactar en la vida individual de forma positiva se puede ir creando un cambio que fortalezca lazos sociales y afectivos cada vez en una mayor escala. 

Además de los hoteles en México (Bacalar, San Miguel de Allende, Tulum) , Namibia, Arabia Saudita, Marruecos y Estados Unidos, Our Habitas realizará aperturas en Todos Santos, Santa Teresa y Los Cabos, las cuales estaré ansiosa por conocer. 

Lee a continuación: Maykana: delicia de la Riviera Maya en Mayakoba

Para mayor información te recomiendo visitar: 

https://www.ourhabitas.com

IG: our_habitas

FB: Habitas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te podría interesar