La historia del chocolate comienza en los tiempos cuando el dios del viento Quetzalcóatl enseñaba artes, comercio y agricultura. Su primer bendición hacia los humanos que tanto amó fue el maíz y su último regalo nuestro protagonista, el cacao.
Fue la época cuando al terminar de comer se extendía un suntuoso servicio que incluía unas jícaras con sus respectivas tapas, las cuáles estaban bellamente decoradas; cucharas de tortuga y rodetes de piel de tigre o venado para descansar dichos recipientes y todos dispuestos con un mismo fin: beber variadas formas de cacao; con miel de abeja, vainilla; ¡y de colores ni hablar!
El buen cacao poseía gran sabor; se elaboraba con semillas de altura, provenientes de diferentes regiones y los utensilios adecuados le conferían una textura agradable al paladar; bajo la técnica correcta se disfrutaba abundante espuma, garantía de calidad. Una mala preparación se encontraba desbalanceada y carecía del burbujeante remate.
En los siglos posteriores Europa sustituiría el agua y la miel por leche y azúcar, agregando otras especias (gran parte provenientes de Asia). Iniciando el siglo XX es bien sabido que Porfirio Díaz lo bebía en compañía de unos crujientes y doraditos churros (dupla infalible para estos fríos).
Como podemos observar, los inicios de lo que hoy saboreamos humeante, espumoso, especiado y cremoso en taza, se fijó en estas tierras en pasado precolombino . Perfeccionándose con el paso del tiempo a nuestro paladar contemporáneo que también se venía gestando con el mestizaje.
A esta bebida se le han atribuido propiedades afrodisiacas y religiosas, entre muchas otras. Fue moneda en América y siglos después, se compraban con él insumos de subsistencia en España durante la guerra civil.
Hoy en día, revalorando el pasado prehispánico de una parte que conforma nuestra historia, se mezcla con chile, y se regresa al agua; también la sed de nuevas propuestas y nuevos estilos de vida empujan a los profesionales del paladar a consentirnos con novedosas formas.
El norte, centro y sur de nuestro país lo sirve según su tradición, necesidad y costumbres.
¡Conoce más de las bebidas elaboradas actualmente con cacao en la segunda parte de este texto!
Apoyos bibliográficos
De Sahagún, B.. (1956). Historia General de las cosas de Nueva España. México, D.F., Porrúa.
Figueroa, M.. (1995). Cocotal: Chocolate, la aportación de México al mundo. Recetas e historia. México D.F., Diana.
Gioffré, R.. (2007). Gran Libro del Gourmet Chocolate. Nuevas Armonías. España, Susaeta.
De la Mota, I.. (1992). El libro del chocolate. Madrid, Pirámide.
Fuente electrónica: http://www.revista.unam.mx/vol.12/num4/art41/art41.pdf