Sobre la calle de Emilio Castelar, en pleno corazón de Polanco, suceden cosas interesantes para el paladar. Se trata de uno de los espacios gastronómicos que ofrecen un buen ejercicio de cocina vasco española y que logran bastante bien. 

La verdad es que nos confesamos amantes de la cocina tradicional del País Vasco por lo cual a veces buscamos algunos buenos lugares en la ciudad que la logren representar adecuadamente. Aunque se pueden encontrar ciertos matices mínimos de cocina mexicana denotados por ciertos ingredientes, la verdad es que respetan en gran medida el concepto principal. No solo se limitan a ofrecer alimentos típicos de la región vasca, sino que también cuentan con una amplia gama de platillos de distintas regiones españolas, aunque nuestros favoritos, son los arroces que sabemos harán regresar a más de uno.

Alberto Ituarte es el responsable de llevarla batuta a la cabeza de este integrante de la familia de restaurantes de Grupo Carolo, que sin duda alguna, subrayamos, tiene algunos de los mejores arroces de la ciudad. 

Una de sus fortalezas son los platillos a las brasas y aunque en esta ocasión no nos abocamos a ello, creemos que lo hacen muy bien. Lo que sí debemos enfatizar es la presencia de ingredientes sencillos pero de la más alta calidad y frescura que nos recuerdan un auténtico viaje a España a través de sus sabores, aromas, texturas y hasta en la experiencia integral. 

Puedes continuar con: El bacalao, un regalo culinario de Noruega

Una comida a la española

En esta ocasión los visitamos para la comida y comenzamos a abrir apetito con un plato de lomos de boquerones aliñados sin nada más que un poco de aceite de oliva, que resalta el sabor de la propia conserva. El sabor de este pescado azul se aprecia sutil y elegante. 

En el mismo tenor de platillos, continuamos con una ensalada campera que entremezclaba bonito, tomate, aguacate y papa con una ligera vinagreta clásica así como sal y pimienta negra. Y aunque parezca simple, esa es una de las claves de la cocina vasca, preparaciones sencillas pero de sabores puros que exaltan la alta calidad de sus ingredientes. 

El calor ese día era intenso, pues para la Ciudad de México, una temperatura de 30 ºC ya es sinónimo de una sensación térmica significativa y sofocante. Por ello nos sugirieron un trago refrescante: Mango tango, un cocktail largo que integraba crema de coco, jugo de mango y ron, todo shakeado y servido sobre hielo. Un sabor dulce pero refrescante que nos invitó a seguir picando. 

Tampoco podía faltar entre los entrantes un buen plato de lonchas de jamón serrano recién rebanado a mano, acompañado de tostones de pan campesino y un poco de salsa tomaca, que resultaron perfectos para iniciar con todo el toque vasco. 

Los tacos de pato con salsa de tamarindo y un toque de serrano, llegaron en una segunda tanda de entradas. Se trataba de tres rollitos de pasta filo  rellenos de pato desmenuzado y braseado que se sirven sobre un medio espejo de la salsa cuya acidez contrasta con la consistencia grasa del taquito, regalándonos un bocado delicioso. 

A la par trajeron unas coquinas al vino blanco con perejil y ajo; esta delicada preparación nos permitió apreciar el delicado sabor de los moluscos, de suave textura y un arma sutil a mar que denotaba su frescura.

Continuamos con un falso risotto de trufa, que no era más que orzo, -una pasta pequeñita de trigo que es muy similar a las lengüitas-, en una crema de crema de manchego perfumada con aceite de trufa. El plato se termina con láminas de trufa y otro poco de aceite de trufa de verano. En boca una textura cremosa que te deleita de principio a fin. 

Para el plato fuerte pensamos que no podíamos dejar de probar uno de los arroces que en Emilio se ofrecen. Optamos por un arroz azafranado con robalo y pimientos del padrón. El plato llega en una arrocera para compartir. La textura melosa del arroz calasparra con cierta caramelización es un inmediato viaje para el paladar al auténtico sabor de España. El robalo aún tierno se percibe jugoso y fresco. 

No podíamos irnos sin conocer sus postres. Una primera opción fue la tarta de quesos que combinaba en su mezcla mascarpone, brie y queso crema. Te lo advertimos, si eres amante del queso, esta tarta no será la excepción, se carameliza en la parte superior y es fondante. Simplemente deliciosa, estamos seguros de que no probarás otra igual fácilmente. Se sirve con frutos rojos para contrastar con acidez y dulzura, la suave textura de los quesos.

El segundo postre que cerró nuestra visita, fue una torreja bien caramelizada en su exterior y suave por dentro que se sirve con una quenelle de helado de avellana. Algo más clásico y dulce pero sin saturar el paladar aún cuando podría parecer un postre pesado. 

Cada uno de los detalles llevados cabo con cuidado y bien logrado para entregar al cliente una experiencia confortable, única y llena de sabor. Emilio es uno de esos lugares a los que regresas porque te han dejado satisfecho, te sientes en casa y sabes que no quedarás mal.

Cuentan además con opciones más clásicas de la cocina española como croquetas de jamón, gazpachos, embutidos, quesos, fabada, huevos rotos, fideuá, así como carnes y mariscos a la leña. 

Su carta de vinos ofrece una selección de vinos del mundo con especial énfasis en tintos españoles de Ribera del Duero.

Así que no lo pienses más, visítalos y cuéntanos cómo te fue. 

Lee a continuación: Queso Idiazábal DOP

¿Dónde?

Av. Emilio Castelar 107, Polanco, Polanco IV Secc, 11550 Ciudad de México, CDMX. Tel. 5552805877

Instagram: emiliorestaurante

Facebook: emiliorest

Web: https://www.grupocarolo.com.mx

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.