Desde hace poco más de 10 años, venimos escuchando cada vez más seguido sobre los efectos que trae un cambio en el clima originado por diversos factores: el uso excesivo de hidrocarburos, la sobrepoblación, el descontrol en tratamiento de residuos y contaminantes no biodegradables, y la falta de conciencia de gobiernos y organismos reguladores.
Los efectos colaterales que trae la despreocupación de la estabilización natural del planeta provocan aceleradamente efectos devastadores en la propia naturaleza: La tierra sufre, el cielo llora, el viento se enfurece ante la impotencia de ver que el humano destroza su cama de bosques que daba vida y armonía al planeta.
Las consecuencias
El cambio climático ha provocado grandes bajas a nivel mundial o grandes modificaciones en el comportamiento de la biodiversidad del planeta.
Una de estas víctimas, son las viñas, las mismas que durante milenios han resistido y sobrevivido a enfermedades como la filoxera que casi destruye y desaparece la viticultura en Europa, incluso, ni las guerras mundiales han sido capaces de desaparecerla, pero hay una amenaza mucho más poderosa que nos da un ultimátum antes de modificar lo que siglos y siglos han desarrollado.
El mundo entero se ha visto afectado por estos cambios climáticos en viticultura.
Los afectados
Europa siendo el productor más antiguo y hasta los países de producción reciente se han vuelto involucrados en un estudio emergente y de suma importancia sobre los efectos que estos cambios producen o tienen efecto en el cultivo de la vid.
Europa con sus más de 3000 años de historia en viticultura, seguramente ha sido de los más afectados por los cambios climáticos, estos han traído modificaciones en el “Terroir”, al grado que los estudiosos han tenido una gran preocupación sobre la producción y calidad en la viña.
El futuro para Italia Francia y España en la calidad de la viña es todavía incierto, aunque los efectos son visibles y contables: Cambios en el ciclo de la vida, heladas prematuras, granizadas en donde no las había, vientos extremos que no favorecen la fecundación, humedad que favorece a la producción de hongos y enfermedades, y temperaturas arriba del promedio que generan incendios devastadores para las viñas.
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En los últimos años he escuchado de varios testimonios de productores de viña en Europa que han perdido hasta el 50% de la producción por estos factores, también he escuchado de profesionales del sector, que indican su impotencia ante las fuerzas de la naturaleza.
Ante esta situación Francia, España e Italia, han adoptado por modificar sus regulaciones y buscar soluciones tecnológicas para enfrentar lo inevitable, actualmente es común escuchar a los viticultores comentar sobre la gran modificación estructural que el cambio climático traer a futuro para las regiones.
Estos cambios hablan sobre regiones o denominaciones de origen que antes no tenían las circunstancias climatológicas para producir bienes de calidad y que ahora gracias a estos cambios tendrá la oportunidad de surgir como grandes productores y aquellas regiones que eran privilegiadas por el clima, enfrentarán grandes retos para mantener sus categorías.
Las regiones
Rioja, Ribera del Duero, Borgoña, Burdeos, Champagne, Coñac, y tantas regiones reconocidas por su calidad están en riesgo de perder uno de los grandes tesoros que es el “Terroir” y otras regiones menos privilegiadas, tienen la oportunidad de surgir y ser competitivas ante estos grandes productores.
La amenaza es ya a corto plazo, sin duda las regiones más privilegiadas están haciendo o están tomando acciones para minimizar lo inevitable, el futuro de la viña según mi opinión, tendría que ser un cambio de 360°.
Mi predicción es que en un futuro cercano, aquellas regiones privilegiadas recurran a técnicas y tecnologías que afronten estos cambios climáticos, pero a su vez los encuentren en un camino comercial que afronte a los que se han beneficiado, pero mantenga su identidad regional.
Raúl Vega, CEO de Terravid
