Entre calles empedradas, coloridas guirnaldas de papel picado, ofrendas y arcos de flores a las entradas de sus edificios coloniales, San Miguel de Allende, Guanajuato, recibe a visitantes tanto nacionales como extranjeros desde hace varios años, ya que se ha posicionado como uno de los destinos turísticos por excelencia para celebrar las fiestas de Día de Muertos.
Aquí, esta fecha se ha convertido en un motivo no solo para recordar a los seres queridos que ya partieron de este mundo, sino también para celebrar la vida presente a través de la huellas que los antepasados dejaron en nosotros. Es el pretexto perfecto para deleitarse con fine dining, paisajes, desfiles, eventos culturales, belleza arquitectónica, así como por sus galerías de arte, mercados y artesanías que se asoman a cada esquina.
Además este pueblo mágico que tiene medio milenio de antigüedad, representativo de la belleza del México colonial y nombrado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2008, ofrece durante estas fechas una nutrida agenda enfocada en el turismo y en el enaltecimiento de las tradiciones y costumbres de estas fiestas. A esta propuesta se unen los comercios locales para que sea una experiencia inolvidable.
En este contexto, de nuevo vivimos la experiencia en la famosísima Cena Negra, un evento que por doceava ocasión, engalanó las instalaciones del Hotel Matilda y en donde los asistentes disfrutaron de una velada acogedora.
Matilda
Este dos de noviembre, luego del desfile nocturno de catrinas por las calles de San Miguel, arribamos al Hotel Matilda, ya famoso por acoger intervenciones de artistas contemporáneos, y que este año alojó las obras Marianela Fuentes, artista plástica saltillense cuyo trabajo toma lugar a partir de su amor por los dinosaurios y por los restos fósiles de estos, mismos con los que estuvo en contacto cercano en su ciudad natal. A partir de este concepto, Fuentes desplegó algunas de sus piezas a la entrada del recinto, mismas que fueron intervenidas con arte huichol.
El lobby se convirtió en un ensueño de cempasúchiles de papel en gran formato que, además de representar el folklore mexicano, aludían a una entrada espectacular hacía mundo de los muertos. Diversos detalles desde el montaje de las mesas, los candelabros de cempasúchiles y las obras de Casas Armida y piezas de la galería de Óscar Román fueron creando una atmósfera perfecta para la cena.
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Recordemos que Matilda fue nombrado en 2021 y 2022 como el hotel número 1 en México por Conde Nast Traveler, y que también ocupó la primera posición en 2017 y 2019 como el mejor hotel urbano en México por Travel + Leisure. Hoy en día también alberga a Mui Ramen Bar y Moxi su restaurante cuyo menú cotidiano está inspirado en el producto local con algunos matices mediterráneos cuyos insumos provienen de jardines orgánicos locales y pequeños productores artesanos.
Cena Negra 2023
Para el cocktail, Monkey Bar del Hotel Matilda recibió gustosamente para un takeover a Rayo Cocktail Bar (CDMX), quien recientemente fue reconocido en el décimo séptimo puesto de los “50 Best Bars de Norteamérica”. Yuranzi del Valle, bartender de Rayo, nos ofreció un par de tragos para estas fechas con ingredientes y sabores únicos, “Ofrenda” y “Vida», evocaban notas vivaces a azahar entre algunos destilados como Casa Dragones Blanco y Mezcal Lineal.
El menú de la cena fue diseñado por el chef Vicente Torres (Garum, CDMX; Moxi y Bovine, SMA). quien en esta canción presentó un menú de cuatro tiempos que fueron deleitando a los comensales, quienes portaron majestuosos vestuarios de catrinas, catrines y demás personajes y fueron recibiendo gustosos los platillos.
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Para comenzar «Ritos de Inicio», consistió en un cremoso de foie con elote tierno y crujiente de huitlacoche que fue maridado con tequila Casa Dragones Joven. Sabores delicados que sin opacarse entre ellos destacaron el sabor del hígado.
Luego se sirvió la «Danza de los Sabores», una lubina asada envuelta en hoja santa acompañada de pipián verde de flor de calabaza, una sutil ejecución para una proteína delicada que nos cautivó con las notas anisadas de la hoja santa; su maridaje lo ofreció Lusco 2022, un albariño con reposo sobre lías de la denominación Rías Baixas.
Para el plato fuerte, «Festín» consistió en un chamorro de cerdo en recado negro y papas trufadas, un plato completamente negro que entre notas picantes nos despertó con sus sabores intensos. Ribera de Duero fue la denominación de origen elegida para este último maridaje: Dominio Fournier 2019, un tinto de tempranillo.
El broche de oro de la cena sucedió con “Dulce Despedida», un mousse de guayaba airado con sobre un espejo de zapote negro que nos recordó las delicias de las frutas endémicas de nuestro país y América Latina y, que se armonizó con tequila Casa Dragones Añejo barrel blend.
Así la cena concluyó y la fiesta continuó con los asistentes bailando al ritmo de la música en vivo de Coco Zaragoza. Esperaremos con ansias la siguiente edición de este exitoso evento que en sus orígenes fue dirigido por el chef Enrique Olvera y la chef Martha Ortiz, y que desde entonces, ha mantenido un alto estándar en el cuidado de los detalles (instalaciones, alimentos, bebidas y hospitalidad) contribuyendo a bienestar y deleite de sus asistentes.
Para mayor información sobre Matilda:
https://www.instagram.com/hotelmatilda
Fotografías: Cortesía Matilda (Erik Zavala)