Es curioso que el Papa Francisco I provenga de una orden jesuita, misma que en compañía con la misión dominica, hace más de tres siglos sembraron las primeras vides en la región de Baja California.
Bodegas Santo Tomás tiene más de 12 décadas honrando con el nombre a estos misioneros y fundadores del valioso legado actual conformado por la zona vitivinícola más grande del país. Para enorgullecer los antecedentes jesuitas del Papa, dos etiquetas mexicanas estuvieron disponibles en los vuelos internos de Tuxtla Gutiérrez y Morelia y en el vuelo trasatlántico de Aeroméxico que trasladó al Papa Francisco I en su reciente viaje a México.
Blanca México es un vino blanco confeccionado al 100% con la uva tinta que presume es la primera en haberse plantado en Améric: uva misión. Confiriéndole en nariz, deliciosos frutos negros y aromático sándalo. En paladar se desarrolla cítrico y sedoso.
Único, representa el trabajo de la enóloga Laura Zamora quien firma el ícono de Bodegas de Santo Tomás. Las cabernet sauvignon y merlot son añejadas más de 24 meses en barricas nuevas de roble francés para obtener un vino complejo y con gran expresión, reflejando frutos negros, cuero y notas mentoladas. Equilibrado en boca y un final prolongado.
Quién mejor que Enrique Olvera para maridar la expresión de la tierra mexicana. El menú de los vuelos resaltó los atributos y la frescura de cada ingrediente.
Santiago Cosío, Director de Santo Tomás y Mariana Fuentes, Gerente de Alimentos y Bebidas de Aeroméxico fueron quienes seleccionaron los vinos con el fin de hablar por la calidad del trabajo que hay detrás de estas empresas y lo más importante, representando la tradición e innovación de la industria mexicana.
