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El vino ideal para primavera

Pilar Meré
Pilar Meré
Comunicóloga con maestría en comunicación y mercadotecnia, especializada en gastronomía y marketing. Diplomada en diversos campos, sommelier, certificada en múltiples áreas y directora de Pilar Meré, Comunicación Integral Especializada. Experta internacional y jurado en concursos de vino y gastronomía.

La palabra primavera deriva del latín prima que expresa “primer” y vera que significa “verdor”.

La primavera es sinónimo de despertar, de fin del letargo invernal para muchos seres vivos, entre ellos la vid. Durante los meses más fríos, la planta no dispone de hojas, tan solo conserva la parte leñosa de su estructura, la única capaz de soportar el frío invierno. Entre los meses de enero y febrero el viticultor poda la planta. Con el incremento de la temperatura en primavera, la planta recibe un mensaje y se dispone a despertar.

En los cortes realizados en la poda, la savia empieza a brillar y a este primer proceso le llamamos lloro.

Posteriormente, entre finales de marzo y principios de abril (en el hemisferio norte y según las particularidades de cada región) las yemas empiezan a engordar, en forma de pequeñas bolas algodonosas que se alternan sobre los sarmientos. Dichas protuberancias darán paso a los primeros brotes verdes, en el proceso conocido como brotación o desborre.

Después, los brotes crecerán, durante los meses de abril y mayo, hasta convertirse en hojas y ramas nuevas, completando la foliación, proceso vital para que la planta pueda empezar a trabajar a pleno rendimiento.

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Pero la primavera también afecta a los animales y a las personas como diversos estudios lo han demostrado.

Los cambios de luz en las estaciones alteran la producción de melatonina. Con la llegada de la primavera, se prolongan las horas de luz y se producen cambios en el organismo. Hay una sensación de bienestar general y nos sentimos más sanos, dinámicos, optimistas y llenos de energía.  Algunos investigadores de las Universidades de Edimburgo y Manchester (Reino Unido), descubrieron dos genes, EYA3 y TAC1, que se activan cuando aumentan las horas de luz en primavera y, en consecuencia, elevan la concentración de ciertas hormonas que se producen en la glándula pituitaria como la tuberalina, la melatonina y la prolactina, así como la secreción de vitamina D.

Por otra parte, la exposición a la luz aumenta la secreción de endorfinas, tanto en hombres como en mujeres. Estos neuropéptidos alivian el estrés, levantan el ánimo y estimulan la respuesta sexual.

El consumo del vino se relaciona no sólo con los estilos de vida y gustos, sino con los ambientes externos, la climatología, los ingredientes de temporada en la búsqueda de armonizaciones  y los momentos que buscan crear una experiencia excelsa.

Mi recomendación, en esta época, es el disfrute del vino blanco o del rosado porque son ideales por su frescura, frutalidad, acidez y la temperatura de servicio.

Por cierto, debo anotar además que un estudio realizado en el marco del Proyecto Ciencia, Vino y Salud de la Universidad Católica de Chile, cuyos resultados se presentaron en el Congreso Vinsalud 2002, ha comprobado que el consumo moderado de vino blanco ejerce efectos hipotensores.

Uva vino blanco

Los resultados de este estudio coinciden con los de la Universidad de California, que comprobó los beneficios del consumo de vino blanco en la mejora de la función respiratoria por medio de la dilatación bronquial. Otro de los datos obtenidos en este estudio señaló que el vino blanco permite aumentar el colesterol bueno, principalmente por los antioxidantes provenientes de la pulpa de la uva, incremento que fue menos marcado con el consumo de fruta y verdura.

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En los últimos años las investigaciones que aseveran los efectos beneficiosos del consumo moderado de vino, ya sea blanco o tinto, son cada vez más numerosos. Las propiedades antioxidantes de esta bebida han demostrado ser eficaces en la prevención de enfermedades cardiovasculares pero también en otras patologías, como determinados tipos de cáncer.

Evidentemente, cuando el consumo está asociado a una dieta sana y equilibrada, que evite el sedentarismo y favorezca la moderación.

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