Polanquito se ha dado a conocer por su calidad en todos los ámbitos: tiendas gourmet, pastelerías, restaurantes, chocolaterías, boutiques y más. Dentro de esta zona, esta situado Bistro Béc, un restaurante que desde hace tres años enamora a sus comensales cada tarde y cada noche con platillos franco-españoles; sin embargo, los fines de semana, abre sus puertas desde las 8 de la mañana para ofrecer una carta distinta que vale la pena conocer.
Sin ruido, prisa o tráfico -contrastando con el ambiente en días laborales-, llegué a Bistro Béc. Rápidamente, tomé una de las mesas que se encuentran en la parte exterior, ya que deseaba disfrutar de la tranquilidad de Polanquito que rara vez puedo encontrar. La carta se presenta extensa, con opciones conocidas y sin pretensiones. Para iniciar, un jugo verde (piña, naranja, espinaca y apio) elaborado en el momento terminó de despertarme; en ese instante el humo del café caliente -que había solicitado al mesero- salía de la taza que tenía a lado y la canasta de pan guardaba las conchas, chocolatines, cuernitos y roles de nuez hechos en casa.
Frutas, sandwiches, chilaquiles, huevos cocinados de distintas maneras, bagels, pan francés, waffles y hot cakes componen la carta diseñada por el chef Pablo Bernal. Después de varios minutos, finalmente aposté por los frutos rojos con espuma de yoghurt, que resultaron ser un gran inicio gracias a la acidez de la fruta y el suave dulzor de la espuma; los chilaquiles pasilla con un toque de queso de cabra y aguacate, tenían un sabor pronunciado al chile pero sin el picor de éste, lo que me invitaba a seguir comiendo; y el Croque Madame, elaborado con pan de centeno, jamón de pierna y queso Fontina acompañado de una taza de té verde, terminaron de complacer mis antojos. Así, cada uno de los platillos de Bistro Béc llenaron mi mañana de sabor, color y deliciosos aromas que definitivamente me dieron la energía para continuar mi día.
Virgilio 8, Polanco
